Antonio Morales - Tribuna Abierta

Una Isla por la paz

Nuestra situación geográfica nos ha convertido durante siglos en un lugar de paso y de encuentro de muchas culturas. Estamos tan acostumbrados a esta convivencia que quizá no hemos valorado el carácter cosmopolita de nuestra isla y del archipiélago

Antonio Morales
Las Palmas de Gran Canaria Actualizado: Guardar
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El pasado fin de semana tuve la oportunidad de asistir al Festival multicultural y multirreligioso de la Paz y la Amistad celebrado en el Auditorio Las Tirajanas y en el Templo Ecuménico en San Bartolomé de Tirajana. Representantes de diferentes comunidades religiosas se reunieron bajo el lema 'La Paz desde Maspalomas' y hablaron de la convivencia entre personas de diferentes culturas y religiones. Durante tres días hubo debates, lectura de textos de diferentes creencias e intercambio de manifestaciones culturales y folklóricas canarias y de otras zonas del mundo. En mi intervención agradecí a los organizadores que eligieran San Bartolomé de Tirajana y Gran Canaria para celebrar este encuentro. Les decía que es de los lugares que mejor simboliza el diálogo y la convivencia democrática y colaboradora entre las distintas culturas y religiones, porque aquí convivimos personas de más de 140 nacionalidades que compartimos culturas diversas, en un ambiente de integración del que nos enriquecemos todos.

Canarias es multicultural y multirreligiosa, al tiempo que mantiene sus señas de identidad cultural como pueblo. Del respeto con el que tratamos a quienes llegan, han surgido relaciones multi e interculturales que son una fortaleza para nuestra organización social. Uno de los espacios donde se desarrolló el acto, el Templo Ecuménico, representa perfectamente esa apuesta por la diversidad, la democracia y la tolerancia

El sociólogo y filósofo Samir Nair, experto en movimientos migratorios y en interculturalidad considera que “el diálogo entre culturas, la identidad confrontada, son el centro de nuestras vidas por primera vez en la historia de la humanidad”. Nair cuestiona la tesis del choque de civilizaciones defendida por Samuel Huntington en su libro del mismo nombre publicado en la última década del siglo pasado. El politólogo norteamericano planteaba que en el siglo XXI los conflictos internacionales serían causados por el choque de diferentes civilizaciones, mientras que en el siglo XX las causas de las guerras y los conflictos fueron las ideologías. Sin embargo Samir Nair considera que toda la humanidad es una misma civilización, que los conflictos pueden darse entre distintas culturas. Según Nair “el vacío del discurso del choque de las civilizaciones tiende a impedir el diálogo intercultural para reemplazarlo por la dominación cultural global. Es su objetivo fundamental. No se diferencia de los discursos imperialistas o nacionalistas en nombre de los cuales se hicieron las invasiones y las colonizaciones en los siglos XIX y XX”.

Hace unos días falleció el gran pensador del siglo XX, Zigmunt Bauman. En su último libro: 'Extraños llamando a la puerta' habla del fenómeno de las migraciones. Dice Bauman que ante los problemas que se puedan dar entre personas con diferentes culturas la solución es el diálogo: "La conversación es la vía directa hacia el entendimiento mutuo, la consideración recíproca y, en último término, el acuerdo (aun si este acuerdo se reduce a estar de acuerdo en que no lo estamos). Debemos entablar esa conversación y mantenerla con vistas a sortear conjuntamente los obstáculos que sin duda surgirán en su recorrido. Sean cuales sean esos escollos, y por inmensos que se nos puedan antojar, la conversación seguirá siendo la vía directa al acuerdo y, por ende, a la coexistencia pacífica, mutuamente beneficiosa, cooperativa y solidaria".

El valor del diálogo y el encuentro entre las diferentes culturas debe inculcarse desde la escuela. Coincido con Samir Nair en que "educar en la diversidad es aceptar el encuentro, aprender el lenguaje del otro, correr el riesgo de la confrontación, juzgar al otro no en relación con el yo mismo sino en relación con el si mismo”. Hace años asistí, como alcalde de Agüimes, al I Encuentro Ecuménico Escolar celebrado en el IES Cruce de Arinaga, una oportunidad para difundir entre toda la comunidad educativa la defensa del respeto a la diversidad de creencias, que forma parte de los Derechos Humanos y está recogida en las constituciones y textos legales de nuestro entorno político. Es un ejemplo a secundar. Tenemos muchos ejemplos a lo largo de la historia (y desgraciadamente en el presente) de guerras y conflictos de ocupación colonial causados por las posturas fundamentalistas, por el intento de imponer a los otros nuestras creencias, por la intolerancia ante los que son diferentes. También los medios de comunicación tienen una responsabilidad importante cuando asocian la práctica de algunas religiones con la violencia o el terrorismo. La semilla del racismo está en la construcción de algunos de esos estereotipos.

La victoria de Donald Trump en Estados Unidos y el avance de partidos ultraderechistas en Europa fomentan el racismo que nace de la intolerancia, de la desconfianza a quienes tienen otra religión, otra cultura u otro color de piel. También la crisis económica ha contribuido a aumentar esa desconfianza. Aunque a estas alturas nadie puede dudar de que los causantes de la crisis no han sido precisamente los mexicanos o los musulmanes que centraron los ataques del candidato Trump durante la campaña electoral norteamericana. Por eso me parece muy oportuno el encuentro multicultural y multirreligioso celebrado en Maspalomas. Para no alejarnos de la realidad. Esta semana hemos vuelto a comprobar en Fitur la importancia del turismo en nuestra economía. En Canarias el turismo no solo cambió nuestra economía, también ha contribuido a cambios sociales muy positivos en esa línea de respeto a los otros, de convivencia con otras culturas. Nuestra situación geográfica entre tres continentes nos ha convertido durante siglos en un lugar de paso y de encuentro de muchas culturas. Estamos tan acostumbrados a esta convivencia que quizá no hemos valorado lo suficiente el carácter cosmopolita de nuestra isla y del archipiélago. Probablemente eso fue lo que animó a los organizadores del Festival de la Paz y la Amistad a celebrar el encuentro en Maspalomas. Nuestra historia de emigración a Latinoamérica también nos ayudó a ser como somos y a entender lo que está sucediendo en el comienzo del siglo XXI.

Está claro que puede haber conflictos que nacen de las diferencias culturales. Pero ante esos conflictos el camino es el encuentro y el diálogo como el que se vivió el pasado fin de semana en Maspalomas. Por eso en nombre del Cabildo agradecí la elección de nuestra isla para celebrar ese encuentro que también ha servido para asociar Gran Canaria a la defensa de la paz gracias a la difusión de los actos a través de canales de televisión españoles y de lugares tan distintos como Albania, Turquía, Estados Unidos, Bosnia y Herzegovina, Serbia, Macedonia, Kosovo, Chipre, Canadá o Rusia. Debemos seguir trabajando para que llegue el día en el que se cambien las alambradas de muerte por puentes para encontrarnos y para poder construir un mundo en el que se respeten los derechos de todas las personas. Estoy convencido que la paz nace donde hay respeto a los derechos básicos a la subsistencia, a la salud, al empleo, a la vivienda, a la libre expresión de culturas y religiones. Ojalá se cumpla el lema elegido para el encuentro y llegue a todos los rincones del mundo nuestra apuesta por 'La Paz desde Maspalomas', la Paz desde Gran Canaria. En esta época en la que estamos sufriendo extremismos que siembran de horror y muerte muchas ciudades del mundo, iniciativas como ésta son un canto a la convivencia, al respeto entre las personas, a la tolerancia. Como decía Víctor Jara, al "derecho de vivir en paz".

(*) Antonio Morales es presidente del Cabildo de Gran Canaria.

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