Participación eleccionesLa participación electoral asciende un punto respecto a los comicios de 2011

En este momento se sitúa en el 73%, un porcentaje que solo supera ligeramente el de las anteriores elecciones generales

MADRID Actualizado: Guardar
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Los candidatos de las formaciones emergentes que concurren a las elecciones de este domingo presagiaron durante la campaña el advenimiento de un nuevo capítulo en la historia política española. Con ese contexto de agitación, las previsiones sugirieron que la participación electoral se incrementaría. Lo cierto es que sus porcentajes han bailado durante toda la jornada. En este momento se sitúa en el 73%. Una cifra muy similar a la de 2011, donde fue de 68,9%.

La participación alcanzó el 37,02% hasta las 14.00 horas, en la primera vuelta publicada por el Ministerio del Interior. Unas ocho décimas menos que en 2011, donde a la misma hora se registró una del 37,88%. La segunda vuelta ha cambiado la tendencia.

A las 18.00 horas, la participación ascendió hasta el 58,38%, frente al 57,65% de hace cuatro años. En ese momento, las Comunidades Autónomas con mayor participación han sido Valencia (63,40%), Madrid (63,37%) y Cantabria (62,30%).

Lo cierto es que los periodos de cambio y los contextos agitados siempre han incrementado la participación electoral, como explica Lourdes López Nieto a ABC. López Nieto, socióloga y profesora de la UNED, recuerda que la competividad entre los partidos en liza motiva que los ciudadanos acudan a las urnas. Un requisito que cumplen estos comicios, donde el Partido Popular, el PSOE, Ciudadanos y Podemos pueden dirigir el futuro político del país, o marcar su pulso.

Media democrática

El número de ciudadanos que ha participado en las elecciones generales en España ha variado en función de los avatares históricos. Las primeras que conoció la democracia, las de junio de 1977, congregaron a un 78,83% de la población en las urnas, según datos proporcionados por el Ministerio del Interior. El porcentaje, uno de los más altos, solo fue superado por los comicios de octubre de 1982.

«Ha habido de todo, unas con baja participación y otras con una superior al 75%», indica López Nieto. Las previsiones durante las últimas semanas indicaron que ese porcentaje sería superado este domingo, en parte debido «al voto por correo». Las peticiones de voto por correo se incrementaron un 12,7% en 2015 respecto a las elecciones de 2011, con 79.000 nuevas demandas para ejercer este derecho.

Históricamente, la participación electoral de España es similar a la de otras democracias. En los comicios legislativos celebrados entre 1990 y 2007, la media se sitúa en el 74,8%, como recuerda López Nieto. Una cifra que superan en el mismo periodo y contexto países como Bélgica (91,5%), Luxemburgo (88,8%), Dinamarca (85,9%), Italia (84,4%), Alemania (79,1%) y Holanda (77,7%), pero que no alcanzan otros como Reino Unido (67,5%), Francia (65,7%) o Portugal (64,5%), según explica la profesora de la UNED.

Un periodo convulso

La victoria con mayoría absoluta del PSOE en las elecciones generales de octubre de 1982 supuso el último hito de la transición española a la democracia. El final del proceso se fecha en ese año, debido al logro de la alternancia política pacífica con un partido de izquierdas. La participación de esos comicios fue la más alta registrada hasta ahora: el 79,97% de los españoles acudieron a depositar su voto, según datos del Ministerio del Interior.

«Era una época de crisis económica, después del intento de golpe de Estado, de mucho terrorismo y de la fractura de la UCD», recuerda López Nieto. En concreto, de inestabilidad causada por la crisis petrolera de 1979, la algarada golpista de febrero de 1981, la violencia de ETA y el hundimiento de la UCD, escindida con la creación del Centro Democrático y Social (CDS) en julio de 1982. Una serie de factores que empujaron a los votantes a las urnas.

Participación en el bipartidismo

Los titulares en la portada del diario ABC el 29 de octubre de 1982 resumieron así la nueva situación política del país: «Masiva participación de los españoles en los comicios» y «El bipartidismo se abre paso en el nuevo mapa político español». Un bipartidismo protagonizado por el PSOE de Felipe González y por la coalición conservadora integrada por Alianza Popular y el Partido Demócrata Popular, liderado entonces por Manuel Fraga.

El deterioro de los socialistas se acrecentó a inicios de la década de los noventa, factor que también movilizó a los ciudadanos en los comicios legislativos de junio de 1993 —con una participación del 76,94%— y marzo de 1996 —donde alcanzó el 78,08%—. Como explica López Nieto, «en las elecciones de 1993 y de 1996 hubo mucha competencia, porque era la primera vez que Aznar tenía posibilidades frente al PSOE, que estaba viviendo un momento de crisis interna por la corrupción». Como por ejemplo el Caso Filesa, que desveló la financiación irregular de la formación socialista.

Los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 también movilizaron a los votantes a las urnas. Los datos señalan que el 77,26% de los ciudadanos participaron en los comicios legislativos, que finalmente ganó el PSOE con el 42,59% de los votos, frente al PP, que obtuvo el 37,71%. Las elecciones de marzo de 2008 se saldaron con el 75,35% y las de 2011, en las que los populares obtuvieron la mayoría absoluta, se situaron en el 71,71%.

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