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Un momento del debate a cuatro en la Redacción de ABC - ABC
Despolitización de la justicia

«Hemos llegado a la perversión absoluta del sistema de nombramientos»

Tres de los cuatro partidos defienden la designación parlamentaria del CGPJ, pero con un órgano que evalúe de forma objetiva los méritos de los candidatos

Madrid Actualizado: Guardar
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El sistema de nombramientos del Consejo General del Poder Judicial es otra de las cuestiones que preocupan a los partidos, especialmente a Ciudadanos, que pone la sombra de la sospecha en los magistrados del Tribunal Supremo, nombrados, a su vez, por el órgano de gobierno de los jueces. «Lanzar ese mensaje a la ciudadanía me resulta terrorífico», señala el socialista Juan Carlos Campo, quien defiende la «absoluta independencia de todos los jueces». Sí se muestra preocupado, sin embargo, por la concepción que tiene Podemos de la Justicia, y en este punto alude a las declaraciones de Juan Carlos Monedero cuando hace unos días dijo que su partido lleva jueces en las listas porque “están esperando que un gobierno les dé la orden para detener a todos los corruptos”.

«Estos comentarios me dan pánico», dice.

Yllanes resta importancia a las declaraciones de Monedero. «No tienen valor como principio de actuación de Podemos», dice. A su juicio, el problema no es tanto la politización como el uso partidista que se hace de los nombramientos. «Hemos llegado a la perversión absoluta del sistema», sostiene, pero a la vez apela a recuperar la esencia de lo que se pretendía con la designación parlamentaria.

Para Campo, y también para la popular María Jesús Morro, es el modelo idóneo, «santificado» además por el TC. Opina que no hay mejor designación que la que viene de las cámaras, aunque sí es cierto que la última reforma del CGPJ (en el que solo siete vocales tienen dedicación exclusiva) ha pervertido la naturaleza del órgano. La representante de Ciudadanos añade que «muchos jueces de este país quieren ser independientes, pero no les dejan». En su opinión, los jueces tienen que ser elegidos por los propios jueces, algo que no comparten sus compañeros. «No se pueden lanzar dudas sobre la profesionalidad de los jueces», rebate Morro.

Todos parecen estar de acuerdo en que hay que buscar un sistema en el que una vez elegidos los representantes de órganos como el Consejo o el TC, un «órgano evaluador» estudie las aptitudes de esos candidatos para que no quede ninguna duda de que están ahí porque son los mejores.

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