¿qué es para mí cataluña?

Sistema potente

El economista miembro de sociedad civil catalana Ferran Brunet señala a ABC que si ganan los constitucionalistas, la Cataluña del «seny» renacerá

Terminal T-2 en el aeropuerto de El Prat
Terminal T-2 en el aeropuerto de El Prat - Inés Baucells

A vista de pájaro, Cataluña aparece surcada por infraestructuras. Barcelona y su área metropolitana se ven como una perla junto al mar, donde se entrecruzan autopistas, vías ferroviarias y líneas eléctricas. Paseando por la «dolça» Cataluña, circulando por sus comarcas, aterrizando en su flamante aeropuerto de El Prat, atracando en un crucero o recalando con un velero en alguno de sus recoletos puertos deportivos se observa cómo se conjugan la naturaleza y la civilización.

En estos tiempos de confrontación electoral menudean las noticias sobre puntos negros, como la carretera N-340, sobre lo oneroso de los peajes de las autopistas de la Generalitat, sobre la limitación del Metro barcelonés y la periodicidad del caos en Cercanías, así como sobre proyectos eternos, como el celebérrimo corredor del Mediterráneo. Con todo, el sistema de infrastructuras catalán es muy potente y cumple sin graves cuellos de botella con sus funciones en relación a la producción y distribución de bienes y al servicio de las personas. Naturalmente, a menudo el impacto medioambiental del exuberante sistema es exorbitante. Hay cuencas de ríos que han desaparecido, convertidas en playas de vías y en corredores de autopistas.

En el ranking europeo de competividad de las regiones Cataluña se halla en la posición 142 mientras que Madrid está en la 57. Pero esta distancia avisal entre estas dos regiones punteras para la economía de España no se debe a un déficit de infrastructuras sino a la severa diversidad que entre estas dos CC.AA hay en otros factores más intangibles –y por ello más inmediatamente corregibles– como la estabilidad política y la calidad de la regulación. Hoy, la capacidad económica catalana dependen más de la orientación de sus gobiernos regionales que de su dotación de infrastructuras.

Las elecciones catalanas del 27-S son una ocasión de oro para que los separatistas aterricen suavemente. Si ganan los constitucionalistas, la Cataluña del «seny» renacerá.Pero si ganasen los separatistas, el aterrizaje será brusco y los costes elevados. En este caso, de poco serviría la plétora de infrastructuras de Cataluña.

Toda la actualidad en portada

comentarios