El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi - efe
opinión

Tras el «stress test», el inicio de la unión bancaria

«En noviembre el BCE asume sus funciones como supervisor lo que supone el primer paso de la unión bancaria que, a largo plazo, podría deparar un cambio de escenario»

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El próximo domingo 26 de octubre se publicarán los resultados de las pruebas de estrés y revisión de la calidad de los activos de las entidades financieras europeas. Da la impresión de que, al final, se ha reducido algo su grado de dureza para no afectar demasiado a bancos de algunos grandes países como Alemania o Italia. Por eso no esperamos que las entidades financieras españolas tengan problemas, después del amplio proceso de saneamiento y recapitalización llevado a cabo tras el rescate bancario proporcionado por la UE en 2012. La previsión es que, más allá de que alguna entidad quede insatisfecha con su posición relativa (hay cambios de última hora que perjudican a nuestros bancos), solo haya –en el peor de los casos– algún suspenso virtual (hay rumores sobre tres nombres), es decir, entidades con déficits de capital en diciembre 2013, fecha de referencia de las pruebas, pero que ya los habrían cubierto en el transcurso del presente ejercicio mediante ampliaciones, emisiones o generación interna de capital.

Tras conocerse los resultados, en noviembre entra en vigor el primer pilar de la unión bancaria europea, es decir el Mecanismo Único de Supervisión. Aunque la zona euro tiene más de 6.000 entidades financieras solo las mayores, y consideradas importantes (unas 120), estarán bajo la responsabilidad directa del BCE quedando el resto para los supervisores nacionales. En todo caso se incluyen las que cuentan con más de 30.000 millones de activos totales y ello supone más de las cuatro quintas partes de los activos bancarios de la zona euro. En el caso de España, dado el proceso de concentración llevado a cabo que ha aumentado el tamaño medio de las entidades, estarán las 14 mayores (sin contar Catalunya Banc, ya vendida al BBVA), desde el Santander que tiene 1,2 billones de euros de activos hasta Cajamar que registra 40.000 millones (la siguiente queda ya muy lejos de esa cifra).

Por tanto, la regulación y supervisión será ya europea y no nacional como hasta ahora, a lo que se suma el segundo pilar de la unión bancaria –el mecanismo de resolución– que también progresa (aunque con premiosidad y escasa ambición). Creo que las consecuencias de todo ello para España serán beneficiosas, aunque haya que darle tiempo: para las entidades financieras, porque se producirá un aumento en el grado de confianza que pueden despertar en el mercado; y para la economía española, porque contará con un sector financiero más estabilizado. Así, parece claro que el avance hacia la unión bancaria mitigará la fragmentación financiera actual, y como España se encuentra entre los que tienen peor acceso a los mercados y a mayor coste, las consecuencias solo pueden ser positivas. Por otra parte, el avance en la unión bancaria llevará a una intensificación de la competencia en la eurozona: de manera inmediata en la búsqueda por parte de las entidades del favor de los mercados y de los negocios mayoristas, una vez que el marco supervisor ofrecerá más seguridad; y, a más largo plazo, en todos los negocios, lo que será positivo para las familias y empresas. Tras el ajuste realizado creo que las entidades financieras españolas se adaptarán bien a este nuevo escenario, aunque probablemente veamos nuevas integraciones que reduzcan su número, ya que las 14 mencionadas parecen demasiadas (de hecho solo Alemania, con 21, tendrá más bancos supervisados por el BCE)

Si la unión bancaria progresara debidamente se podría llegar a un mercado en el que convivieran entidades regionales y nacionales con otras transfronterizas y realmente europeas. Supondría un cambio absoluto de escenario y, en un proceso de varios años, podríamos asistir a fusiones y adquisiciones que fueran conformando ese mapa bancario europeo. Entre las entidades financieras españolas, actualmente solo el Santander tiene cierto alcance europeo, con una fuerte presencia bancaria en algunos mercados de la UE (UK, Polonia, Portugal) y una buena franquicia de financiación al consumo multi-país. Lo lógico es que en el futuro asistamos a un mayor grado de europeización para otras entidades, algunas como participantes activos y, quizás, otras como pasivos.

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