CÁDIZ

La rehabilitación del Casco Histórico, entre puntales

La actuación de oficio abierta por el Defensor del Pueblo Andaluz es un toque de atención a las administraciones públicas

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Se vendió como el gran programa que cambiaría la fisonomía del Casco Histórico gaditano. Una intervención integral que acabaría con los grandes problemas de la infravivienda y la despoblación juvenil del centro. Corrían los últimos años de la década de los 90 cuando las administraciones se sentaron para acordar que era vital llegar a acuerdos en materia de vivienda para conservar uno de los bienes más preciados de la ciudad, sus casas y su gente. Y en parte lo consiguieron. Santa María o El Pópulo son dos grandes ejemplos de como puede cambiar un barrio y la vida de sus habitantes.

Varios años después y con la miel en los labios ante las promesas de las instituciones, las asociaciones de la ciudad alertan de que el programa de rehabilitación del Casco Histórico se encuentra entre puntales. «Ya ni siquiera se llama Oficina de Rehabilitación», cuenta Julio Sánchez, vocal de vivienda de la Asociación de Vecinos Tres Torres del Barrio de Santa María, «ahora lo llaman Agencia de la Vivienda y ya podría llamarse agencia de viajes que tendría el mismo resultado de estos últimos años, ninguno». La caída en picado del sector de la construcción, la falta de presupuesto o la prioridad dada a otras partidas, en definitiva la crisis, ha provocado una ralentización, que no llega a paralización pero casi, de las obras de rehabilitación en el casco histórico. «No se está haciendo nada», resume Francisco Gómez desde la asociación de vecinos Cadiz Centro, «si acaso a título particular, que son las únicas obras que se han visto por aquí». Gómez afirma que en los últimos tres años no se ha realizado ningún proyecto de rehabilitación por parte de las administraciones, «no ha habido grandes cambios», sentencia. Sin hacer mucho esfuerzo de memoria relata varios inmuebles que aguardan la financiación que saque del cajón el proyecto que devuelva la vida a estos edificios. Los número 9, 11 y 13 de la calle Barrocal, el 11 de la calle Santiago, la calle Cruz, en Villalobos...

En el barrio de La Viña hace «al menos tres o cuatro años que no se ve a ningún albañil», cuenta Chari de la asociación Mujeres de Acero, un colectivo muy implicado en la lucha contra la infravivienda en el barrio. «Está todo parado a pesar de que la cosa está realmente mal». Chari se refiere a las familias que se han visto obligadas a agruparse en viviendas que no están acondicionadas, a personas mayores que hacen años que no salen a la calle porque no pueden bajar las escaleras «o de las que se tienen que duchar o lavar con cubos porque no tienen agua corriente». Sólo en el barrio de La Viña, uno de los más afectados según denuncia, existen entre 300 y 400 familias «que malviven en infraviviendas». Tras realizar un trabajo amplio de campo constataron que en al menos diez fincas del barrio habitan personas aunque la seguridad no esté garantizada y otra decena de inmuebles se encuentran en estado de derrumbe, cerradas o vacías.

Ligeras esperanzas

Así se lo transmitieron al Defensor del Pueblo Andaluz durante una visita que ha desembocado en la apertura de una actuación de oficio por parte de esta institución. En un escrito, Jesús Maeztu pregunta tanto al Ayuntamiento de Cádiz como a la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía de la Consejería de Fomento y Vivienda por las actuaciones que tienen previstas para acabar con la situación de muchas familias que todavía viven en inmuebles en condiciones de inhabilitad extrema. Sin embargo, lo que pudiera parecer un pequeño empujón para que las administraciones muevan ficha no genera grandes esperanzas entre algunos colectivos de la ciudad, sobre todo en Mujeres de Acero. «Esperábamos más contundencia porque la situación es realmente mala», apunta Chari. «Estamos muy enfadadas con todas las administraciones porque esto no puede seguir así, esto va a reventar por algún lado».

Ligeramente más optimistas se muestran desde la Asociación Pro Derechos Humanos, colectivo que se encuentra junto a una decena más en la Plataforma por una Vivienda digna. «Tenemos una esperanza relativa», asegura Carmen González. Saben que el efecto mediático ayuda. «En el Campo del Sur estuvieron viviendo varias familias en condiciones muy duras sin que nadie les hiciera caso. Al día siguiente de salir publicada la visita del Defensor del Pueblo Andaluz a la finca en cuestión, llegaron los técnicos, desalojaron el edificio y comenzaron las obras». En ese inmueble en cuestión vivían seis familias de las que, tan sólo desde un par de semanas después, quedan dos. «Según los inquilinos, la propietaria no se ha puesto en contacto con ellos. Fue el Ayuntamiento el que les comunicó que tenían que abandonar la finca, por lo que les facilitaba una pensión o el Hospital de San Rafael». Pero éste es un caso de los muchos que hay en el centro y temen que ese efecto se vaya tan pronto como vino. «La vivienda en Cádiz es una miseria que no se quiere enseñar», explica Carmen González. «Yo misma vi como a Maeztu se le iba cambiando la cara a medida que iba visitando las fincas del centro y eso que sólo fue una muestra». Y es que «Cádiz está vieja», resume. «Si te vendan los ojos y te sueltan por ejemplo en la calle San Vicente o Cruz no sabes en qué ciudad te encuentras, en dónde estás».

Para González, la rehabilitación debería ser una prioridad para las administraciones, «más que la construcción nueva». «No se trata de hacer las cosas como en Matadero y colocar allí a un centenar de viviendas, hay que apostar por mantener en buen estado las fincas que hay en el centro».

Sumar esfuerzos

Desde la Delegación de Fomento y Vivienda de la Junta en Cádiz, su máximo responsable, Manuel Cárdenas, asegura que se hace lo que se puede y pone como ejemplo la promoción de viviendas en el callejón de Osorio que afecta a varios solares, hasta hace poco menos de un año abandonados, en pleno corazón del barrio de San Juan. «Hemos conseguido comenzar la construcción de 55 viviendas y en muy poco tiempo anunciaremos las nuevas actuaciones que vamos a acometer». Algunas de ellas ya se las explicaron a los representantes vecinales durante un encuentro celebrado a finales de julio.

Lejos de interpretarlo como una amenaza, Cárdenas asegura que la actuación de oficio abierta por el Defensor del Pueblo Andaluz viene a ser un impulso a las políticas, «a sumar esfuerzos». «Mantuvimos hace poco una reunión para hablar del problema de la vivienda tras su visita aunque nos centramos más bien en la barriada de José Antonio de El Puerto de Santa María por lo que hemos acordado reunirnos en septiembre para poner sobre la mesa las cuestiones más importantes del centro gaditano». Desde el Ayuntamiento de Cádiz, otra de las partes importantes en la rehabilitación del Casco Histórico, prefirieron no comentar el requerimiento enviado por el Defensor del Pueblo hasta que no se le contestara primero «por lealtad institucional».

Habrá que esperar al menos hasta el inicio del curso político para saber si las administraciones buscarán la fórmula adecuada que consiga desempolvar los proyectos de rehabilitación en la ciudad.