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#Laverbenadelbotellón

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Me encanta la feria de El Puerto. La he vivido desde pequeño, cuando aún estaba al lado del río Guadalete. Y opino, como muchos, que, frente a la feria de Sevilla, mas cerrada, o a la de Jerez de la Frontera, más ceremoniosa, ésta es la feria más divertida. Decía el denostado Pemán que nuestra feria era negocio y poesía: «¡Rumbo y elegancia de esta raza vieja/que gasta diez duros en vino y almejas/ vendiendo una cosa que no vale tres!». Pues estaba yo ayer en ésas, con un par de americanos, cuando me pasó una cosa muy desagradable.

En vez de agradecer las almejas que se habían tomado, me empezaron a criticar lo sucio que estaba todo. Me defendí como pude, que si el botellón, que si lo limpian todos los días. Pero no me entendieron. Oí cómo se decían entre ellos que es típico de estas culturas ser tan sucios y que lo habían visto también en otros lugares de África y en la India. Por mucho que me molestase el comentario hay que reconocer que tienen parte de razón.

Botellódromo

Hay que ver cómo estaba la feria de El Puerto esa noche. Dos cuartas de mierda por las calles. Basuras y vasos rotos y botellas tiradas. No hay derecho, el maldito botellón. Jerez ha solucionado muy bien su problema. Han abierto un botellódromo al lado del mismo recinto ferial. Detrás del parque González Hontoria, un sitio magnífico donde nadie les ve. Y así tienen a la juventud controlada y la feria limpia.

En El Puerto en cambio el botellón se hace en plena entrada del ferial, enfrente de la caseta del Partido Popular. Por lo que entras en el albero pegando patadas a la porquería acumulada.

Otro dilema más para la nueva Alcaldía de El Puerto de Santa María. O apoyamos una feria del Fino o nos quedamos en Verbena del Botellón. Como en África, como en la India, como en El Puerto de Santa Maria.