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A las puertas del cielo

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Primero quebraron los bancos, y no me preocupé. Yo no les debía nada, con ellos estaba al corriente. Empezaron los desahucios, y la verdad no sentí congoja alguna, mi casa estaba pagada. Luego empezaron a despedir a empleados de empresas privadas, pero la historia no iba conmigo, yo era empleado público. Según decían mis compañeros nosotros teníamos el puesto de trabajo garantizado. Después vinieron los recortes en sanidad, pero yo, gracias a Dios, tengo una salud de hierro. La tijera en educación para mí no era un problema, tengo la formación necesaria y en mi familia nadie estudia ni percibe becas ni ayudas de estudios. Con lo del medio ambiente y el entorno no siento gran desasosiego, interpreto que mi Ayuntamiento vela por mis intereses. Pero ahora los ajustes le han tocado a la pensiones, esos sí nos afectan o afectarán a todos. Ya es demasiado tarde.

Según algunos expertos no es cierto que nuestro actual sistema de pensiones públicas sea inviable. Las aseveraciones realizadas por la Comisión de Expertos sobre Pensiones creada por el Gobierno plantea algunas alternativas, que si bien requieren algunos ajustes no concluyen que la única solución sea meter la tijera de manera desalmada y a corto plazo. Como recoge Vicente Navarro, Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra, las premisas que llevan a concluir que este sistema es imposible de mantener son falsas. El aumento de la esperanza de vida de la población, la obligación de que a más años de vida se deba prolongar la capacidad y la necesidad de trabajar durante más tiempo, la necesidad de reformar el sistema por cuestiones demográficas, son lagunas de las medias verdades, por no decir mentiras, que interesa esgrimir para recortar derechos al colectivo al que tarde o temprano todos perteneceremos. Con políticas que impulsen el crecimiento económico de manera sensata, equilibrada y sostenible se garantizaría un aumento de la productividad, y de esta manera cada trabajador podría mantener en 2050 al doble de pensionistas.

La única razón para modificar el sistema la han dejado muy clara, en eso sí que no han escatimado ni maquillado los datos. Un ahorro de más de 30.000 millones de euros en los próximos años. Ese es el recorte a los pensionistas, a los que se les prometió hasta la saciedad que sus derechos eran intocables.

Ya jubilación no viene de jubilo. A las puertas de cielo cunde ahora la incertidumbre, el miedo al día de mañana, la inseguridad de no poder ayudar a los tuyos, la turbación de sentirte engañado.