CÁDIZ

¿Dónde está el 'San Telmo'?

Hace 191 años este navío zarpó del muelle de Cádiz con 664 tripulantes, pero se le perdió el rastro cerca del cabo de Hornos

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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En 1819 España se encontraba sumida en el caos. Devuelto al trono tras la derrota de los ejércitos napoleónicos y a pesar del cariño y confianza que los españoles habían depositado en él, Fernando VII no tardó en rebelarse como un rey absolutista y vengativo que pronto se rodeó de una camarilla de aduladores sin escrúpulos sin otro objetivo que el beneficio propio. La situación no tardó en contagiarse a las colonias y mientras en el Río de la Plata dejó de gobernarse en el nombre de España, Chile se había declarado independiente un año antes y en el resto de provincias de ultramar comenzaban a florecer los movimientos independentistas.

En la Armada la situación no era distinta. A los marinos se les debía una media de treinta pagas y el alto precio pagado en Trafalgar había dejado la flota fuertemente debilitada; por lo que sin apenas tráfico comercial ni militar las colonias no tenían quien se opusiera a sus movimientos independentistas. En estas circunstancias y para tratar de revitalizar el vínculo con ultramar, el rey pactó con el zar Alejandro la compra de una serie de barcos en San Petersburgo, un negocio que terminó en fiasco, pues sólo sirvió para llenar algunos bolsillos particulares. En cualquier caso uno de estos buques, el navío 'Alejandro', fue escogido junto a otros tres barcos para formar una división armada con la que poner fin a los movimientos secesionistas que estaban alcanzando cotas preocupantes en el Perú. Además del navío ruso, en condiciones calamitosas para la navegación, formaban la pomposamente llamada División del Sur, otra nave, el 'San Telmo', una fragata mercante, la 'Primorosa Mariana' y otra de guerra, la 'Prueba'. La expedición zarpó de Cádiz el 11 de mayo al mando del brigadier Rosendo Porlier, cuyas palabras de despedida a un compañero de promoción en los muelles de Cádiz dan idea de su poca fe en la misión: «Adiós Frasquito, probablemente hasta la eternidad.».

La división alcanzó sin contratiempos la línea ecuatorial, una zona de calmas que los ingleses conocen como la Latitud de los Caballos, pues era donde antiguamente solían arrojar las bestias al mar cuando la ausencia de viento se prolongaba y el agua potable empezaba a escasear. Allí el 'Alejandro' empezó a hacer agua en proporción mayor a la capacidad de achique de las bombas y hubo de ser despachado a España, por lo que la expedición quedó reducida a tres barcos que tocaron en Río de Janeiro para reaprovisionarse y en Montevideo a la espera del momento meteorológico más oportuno para alcanzar el Cabo de Hornos.

Al principio, los tres barcos consiguieron mantenerse unidos, pero los fuertes vientos de poniente en el paso de Drake los empujaban al sur mientras las tormentas se encadenaban sin permitirles doblar el Cabo. Finalmente la 'Prueba' llegó a El Callao el dos de octubre y una semana después arribaba la 'Mariana', que informó haberse separado del 'San Telmo' el día dos de septiembre en las siguientes coordenadas: 62º Sur y 70ª Oeste. Para entonces el desafortunado navío navegaba con averías en el tajamar, verga mayor y timón, que hacían muy difícil que pudiera superar el tormentoso viento del paso de Drake. Desde Perú el jefe del apostadero envió un informe a España señalando que «. cabe dudar que el navío pueda haber remontado el Cabo y si lo hubiera conseguido, es de recelar una arribada a los puertos de Chiloé o Valdivia donde habría entrado a reparar y de donde espero noticias para participárselas a V.E. .».

Finalmente el 6 de mayo de 1822 se determinó que el buque se había perdido: «En consideración al mucho tiempo transcurrido desde la salida del navío 'San Telmo' del puerto de Cádiz en demanda del Océano Pacífico y dadas las pocas esperanzas que se conservan de que se haya salvado, Su Majestad el Rey ha resuelto que sea dado de baja el referido navío y los hombres que en él viajaban».

Descubrimiento

Unas semanas después de la llegada a puerto de las dos fragatas españolas, el marino inglés William Smith informó en Perú haber encontrado un vasto continente blanco y declaró haber visto encallado el casco de un barco español de 74 cañones. Poco después la expedición británica al mando de Edward Branfield navegó en las proximidades de la península antártica y uno de sus componentes describió en las islas Shetland, concretamente en la bautizada como isla del rey Jorge, los restos de un barco que atribuyó al 'San Telmo', la misma conclusión a la que llegó James Weddell en sus viajes al nuevo continente en 1821 y 1822, aunque este navegante fue más lejos al aventurar la posibilidad de que los náufragos sobrevivieran durante algún tiempo alimentándose de focas, de las que encontró numerosos huesos. Sin embargo a partir de ese instante los ingleses decidieron mantener en secreto su descubrimiento y dejaron de hacer referencias al 'San Telmo', aunque les delata su cartografía de hoy, heredada de la de entonces y que nombra como Telmo Island una de las islas vecinas del cabo Shirref, en la isla de Livingston, a donde, sin otros elementos de propulsión que el viento y la corriente, conduciría la derrota teórica de un barco desarbolado en la situación donde lo avistó por última vez la fragata 'Mariana'. No lejos de allí, en la llamada Isla Negra, en algunas oquedades abiertas en el hielo por manos humanas, se han encontrado restos de calzado y hebillas españolas y también huesos de focas y de cerdo que podrían haber servido de alimento a los hipotéticos náufragos del buque español.

En la actualidad una placa en una playa en el cabo Shirref recuerda a los 644 marinos españoles conducidos allí a partes iguales por la fatalidad y la desidia del gobierno de la época. Unos compatriotas a los que en su desgracia y a título póstumo podría corresponderles la honra de ser los descubridores de la Antártida. No ocurre lo mismo en los muelles de Cádiz que tantos barcos han visto partir cargados de exploradores españoles, donde ninguna placa ni otro tipo de recuerdo perpetúa la memoria del 'San Telmo' y sus 644 desafortunados marinos que partieron de allí impulsados por su deber para no regresar nunca a su tierra. Sirvan, pues, estas letras para honrar y recordar la memoria de los que al fin y al cabo no hicieron otra cosa que cumplir honradamente con su obligación. Descansad en paz compañeros.