CÁDIZ

Fin a tres siglos de historia

JAVIER RODRÍGUEZ / CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El exalcalde de Cádiz, el socialista Carlos Díaz, recuerda como si fuera una pesadilla las negociaciones tan duras que entabló a mediados de los ochenta con la dirección de la antigua Tabacalera. La empresa tenía 'in mente' un plan de expansión y la Bahía, desde luego, no estaba entre sus prioridades. «Cádiz no se podía permitir el lujo de perder otra industria después del mazazo laboral de la primera reconversión de astilleros». El político removió Roma con Santiago para abortar las intenciones de Tabacalera y encontró en su presidente, el arcense Cándido Velázquez, el mejor aliado. Ambos hicieron posible una operación inmobiliaria que sirvió para mantener la actividad y salvar miles de empleos.

El Ayuntamiento se hizo con la antigua fábrica de tabacos de la calle Plocia para convertirla en Palacio de Congresos y la Tabacalera recibió a cambio casi 120.000 metros cuadrados en la entrada a la ciudad por el puente Carranza. El exalcalde recuerda hoy que Tabacalera invirtió en ese complejo industrial 20.000 millones de pesetas y decidió ejecutar su plan de expansión con la fábrica gaditana, donde se establecieron los almacenes y tres líneas de producción.

La historia del tabaco en Cádiz la escriben con letras de oro sus cigarreras. Carmen Pérez entró en 1977 con 18 años en la factoría de la calle Plocia como aprendiz. Asegura que era el deseo de muchas gaditanas de la época, «pero durante ese primer año de aprendizaje estaba prohibido contraer matrimonio, tener hijos e incluso caer enferma». Mientras que las mujeres se dedicaban a cortar, expandir y liar el tabaco en lo que hoy es el Palacio de Congresos, los hombres se afanaban en descargar la mercancía que venía del exterior y la almacenaban en los depósitos de Tabacalera, en el barrio de Loreto. Carmen pasó a ser oficial-operaria, uno de los títulos laborales más perseguidos en el seno de la Tabacalera. Por sus manos pasaron los míticos Farias, los Ideales y los Celtas. Pero la tradición del tabaco en Cádiz viene de atrás, del negocio con las Américas. El título de Real Fábrica de Tabacos de Cádiz fue creado en 1741 por Felipe V, aunque a finales del siglo XVII, ya existía actividad industrial tabaquera en Cádiz. Algunos sitúan los inicios de la elaboración del tabaco en la ciudad en un rincón de la calle Rosario, pero no fue hasta 1829 en que se estrenó la fábrica de tabacos de la calle Plocia, santuario de las cigarreras gaditanas. A partir de ese instante nace uno de los iconos industriales de la Bahía y centro de trabajo de cientos de vecinos del barrio de Santa María. Su alta chimenea de ladrillo, la peculiar sirena y el deambular de las trabajadoras llenaron de vida el centro de Cádiz. El cantaor Chano Lobato estuvo entre su plantilla. El nuevo edificio era propiedad municipal y sirvió a mediados de los cincuenta para que el entonces alcalde de la ciudad José León de Carranza los vendiera a la Tabacalera española para construir en 1954 el estadio de fútbol. El edificio de la calle Plocia volvería en 1985 a la titularidad municipal, una vez que el alcalde Carlos Díaz lo permutara a Tabacalera por el suelo en Zona Franca.

El paseo por la historia del tabaco en Cádiz recala en 1999 con la privatización de la Tabacalera española y la entrada francesa (Seita) en el accionariado formando el Grupo Altadis. Desde entonces, la empresa ha ido soltando lastre, recortando posiciones y reduciendo personal. En Cádiz, por ejemplo, la regulación de empleo dura ya más de 16 años. La fábrica de tabacos de la Zona Franca contaba en 1993 con una plantilla de 1.050 trabajadores. La inglesa Imperial Tobacco compró en 2008 Altadis y presentó entonces un plan de integración que llevó al cierre de las plantas españolas de Alicante y Palazuelos, en Cáceres, y a la reordenación de la de Cádiz, que perdió dos líneas de actividad y 220 trabajadores. Se potenciaron las plantas de Logroño y Santander.

Sin embargo, los 76 empleados que quedaron en Cádiz tras el último ERE, firmado en 2009, sabían que la planta tenía los días contados. El próximo martes visitará la factoría un alto ejecutivo de Imperial Tobacco en Europa, que anunciará el cierre ordenado de la planta. LA VOZ adelantó en su edición de ayer la noticia e informó de que Imperial Tobacco no cuenta con la fábrica de Cádiz para sus planes de futuro. La inauguración el pasado mes en la localidad polaca de Tarnovo de un gran centro logístico tiene mucho que ver con la decisión empresarial. La plantilla se ha organizado para negociar las indemnizaciones y evitar que los despidos sean traumáticos.

De esta forma se echa el cierre a tres siglos de historia de tabaco en Cádiz.