PAN Y CIRCO

UN CÁDIZ DE FUTURO

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A veces peco de iluso. Pero yo era de los que pensaba que, de ganar al Albacete, el Cádiz hubiera presentado su candidatura a luchar por una plaza en el ‘play off’ de ascenso. Al menos, se hubiese ganado el derecho a ser tenido en cuenta, después de todo lo que ha llovido en lo que va de temporada. Y eso que he seguido su trayectoria desde el mes de agosto y presenciado en directo tantas y tantas decepciones. La postura cómoda es apoltronarse en el dramatismo, lo difícil es ver el lado positivo. Después de lo que presencié el Domingo de Resurrección en Carranza, me reafirmo en que este Cádiz tiene muchas cosas buenas. Para empezar, una propuesta de fútbol, un bloque serio con jugadores muy válidos y una base sobre la que empezar a construir que hace unos meses no existía. Hay que tener en cuenta también que los amarillos, con 21 puntos, están entre los que más han sumado en esta segunda vuelta; una cifra que valdría para estar en la pomada de no ser por la nefasta primera mitad de liga que firmó el equipo, la peor de toda su historia en Segunda B.

En un banquillo tan complicado como se ha convertido el del Cádiz en los últimos años se sienta un entrenador que, sin pasar por alto que también ha cometido muchos errores, ha sido capaz de armar algo de la nada sin margen de tiempo. Ysobre todo, que a pesar de las múltiples torpezas cometidas, en la dirección del club queda gente que aún se baja todos los días al barro y que tiene ganas de trabajar para conformar un proyecto sólido de cara a la temporada que viene. No como otros años en los que los veranos se convertían en culebrones de ventas, rumores de desaparición, idas y venidas...

Es el consuelo que queda para que las siete semanas que restan de competición no se conviertan en un tedioso calvario. Ahora, eso sí, habrá que ser exigentes y críticos con los pasos que se den de cara al futuro. Ya no sirve la excusa de que no hubo tiempo suficiente para afrontar el trabajo.