Apuntes

Solo es el principio

El menudeo de droga ha aumentado considerablemente, y con él los pequeños hurtos; ha llegado el momento de actuar antes de que sea demasiado tarde

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En épocas de crisis, el que menos tiene anda buscándose la vida para no morirse de hambre. Los hay que se dedican al juego ilegal -tal y como publicábamos ayer en LA VOZ- otros roban en los supermercados para vendérselo a los pensionistas, y así sacarse unos euros, y los que más, por estos lares, se dedican al menudeo de droga. Al trapicheo de toda la vida.

Hubo una época en que caminar por Cádiz, en determinadas zonas de la capital, era toparse con una toxicómano, necesitado de dinero, que esgrimiendo una navaja te obligaba a darle lo que tuvieses en ese momento. Gracias al tiempo, los avances, conocimientos, y un programa de recuperación de los barrios más desfavorecidos, esa parte, más oscura de la ciudad, ha desaparecido. Por el momento.

En base al trabajo realizado por el grupo II de la UDYCO de la Comisaría Provincial, medio centenar de 'camellos' han sido detenidos solo en la capital, en poco más de un año. Se trata de una cifra alarmante si se tiene en cuenta el número de habitantes. Aunque muchos de ellos son 'habituales' para los agentes, destacan la aparición de jóvenes procedentes de familias desestructuradas, para los que las drogas son la única manera de subsistir, más aún en una situación económica como la que vive Cádiz.

Al menudeo de droga se unen los pequeños hurtos y la inseguridad en barrios como La Viña, el Cerro del Moro y la Paz, donde su vecinos ya han dado la voz de alerta, ante la cantidad de movimiento sospechoso que se mueve por las viviendas de la zona.

Todos estos problemas tienen su raíz en la falta de trabajo, un sistema educativo con recursos escasos, que no permite atajar problemas con alumnos más rezagados, y la desidia mostrada por políticos, incapaces de hacer su trabajo mejor para fomentar que estos jóvenes, que forman parte de la marginalidad, no vean en la droga su única salida.

Este puede ser el principio de un futuro más negro o, simplemente, una señal para que los que nos dirigen tomen cartas sobre el asunto, antes de que volvamos a tiempos peores, y empiecen los problemas de verdad.