Los hospitales de la provincia baten un récord histórico en donaciones de órganos

Sobran las encuestas, los planes de austeridad y las cifras del paro para decir que 2011 es un año proscrito. Y no hacen falta más previsiones para darse cuenta de que aún queda un largo desierto por delante y parece que habrá arena suficiente para el próximo que estrenaremos en un par de semanas. Pero en medio del pesimismo aún quedan motivos para hacer un brindis esta Nochevieja, al menos por la generosidad de todos aquellos que tras perder a un ser querido decidieron ceder sus órganos.

Este año los hospitales gaditanos han recibido 42 donaciones multiorgánicas, el mayor récord de los últimos treinta años cuando se realizaron los primeros trasplantes en la provincia. Hasta ahora la cifra mágica eran 39.

La concienciación de las familias ha crecido y se sitúa en el 85%, un 10% más que el año pasado, lo que coloca a Cádiz a la altura de la media andaluza y española. «Apenas uno de cada diez se niega a aceptar la donación», indica el coordinador provincial de trasplantes, José Manuel Jiménez Moragas. Reconoce que cuando comenzó el año nada hacía prever que el balance quedaría para el historia. Ya el pasado se resintió la donación y apenas llegaron 25, lo que permitió realizar 46 trasplantes renales. Hasta hoy se han intervenido a 67 pacientes, una decena de ellos con riñones de donantes vivos.

Solo uno de cada diez dice no

A la hora de buscar motivos para este cambio, el coordinador de trasplantes reconoce que «no hay ninguna circunstancia especial», ni más muertes cerebrales, ni más accidentes de tráfico, «solo la concienciación de las familias y su generosidad», señala el doctor Jiménez. El azar también ha tenido mucho que ver en este balance, con lo que «es pronto para afirmar que el problema de la conciencia familiar está solucionado».

A pesar de este espectacular incremento, la lista de espera se mantiene fija. En torno a un centenar de gaditanos está a la espera de un riñón en la provincia. Y mientras tanto, continúan con tratamientos farmacológicos o conectados a la máquina de diálisis que día sí, día no les ayuda a depurar la sangre. «Su calidad de vida se resiente mucho por eso es cada vez más habitual que se recurra al trasplante», señala el responsable de la Coordinación.

Hace apenas unos años era totalmente impensable que se pudiera intervenir a un paciente con más de 70 años, pero hoy comienza a ser lo habitual. La edad media de los donantes se encuentra entre 55 y 60 años, que fallecen por hemorragia cerebral hasta llegar a la muerte clínica. Para garantizar la esperanza de vida al trasplantado es necesario que tenga una edad parecida a la del donante y resulta verdaderamente difícil encontrar órganos para los menores de 50. Por eso mismo es necesario aumentar la concienciación de la donación en vivo. Cada vez son más los que recurren a esta técnica para mejorar la calidad de vida de un familiar. Por lo general, las mujeres suelen ser más generosas, pero cada vez más hombres se implican en el proceso, especialmente de padres a hijos.

La técnica quirúrgica ha tenido un importante avance en este sentido. Desde que se asimiló la laparoscopia, que se utiliza para la extracción por absorción, la recuperación del donante resulta muy rápida. En pocos días puede volver a casa con una cicatriz no mucho mayor de la que deja una cesárea. El próximo reto es poder extraer los riñones por orificios naturales. Ya lo han practicado en centros de Barcelona y empieza a extenderse, lo que terminaría de una vez y para siempre con los puntos. Otro avance importante es el uso de la laparoscopia para la inserción del riñón en el cuerpo del paciente, que hasta ahora también se lleva a cabo por cirugía clásica.