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¿Hay partido?

El problema no es de retención de los votantes despistados, sino de reconversión de los votantes decepcionados

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El Comité Electoral del PSOE ha analizado la situación preelectoral que reflejan las encuestas para concluir que, como le gusta decir al candidato, «hay partido». Llegan a esa conclusión porque, según dicen, hay tres millones y medio de votantes del PSOE en 2008 que ahora están indecisos y cuya inclinación final hacia el PSOE serviría para dar la vuelta a los sondeos que hoy marcan ventajas insalvables a favor del PP. Se entiende que en una situación de depre demoscópica como la que le aqueja, Elena Valenciano y sus colaboradores busquen un chute de moral para su tropa. Ahora bien ¿está justificado en las propias encuestas el argumento? A mi entender no lo está, al menos en las que están al alcance de todos, las del CIS. No solo por su asequibilidad, sino también porque son más robustas estadísticamente que otras, las encuestas del CIS son la referencia más segura para este tipo de análisis.

El último barómetro publicado (julio), señala que el electorado del PSOE de 2008 está mucho menos dispuesto a repetir su voto que el del PP (el 61% dicen que votarían al PSOE otra vez, mientras que entre los votantes del PP repetiría el voto más del 87%). Pero, ni mucho menos, las proporciones de indecisos entre los votantes del PSOE son las que el Comité Electoral apunta. El 12,5% de esos votantes dice que no sabe a quién votará, lo que, sin duda, es un contingente importante, pero que está muy alejado del cálculo voluntarista del Comité. A fecha de hoy, esos indecisos supondrían 1.330.000 votantes. Suponiendo que finalmente todos fueran a votar y todos se inclinaran por el PSOE corregirían la ventaja del PP de forma sustancial pero no decisiva: aun así, el PP se impondría por más de un millón de votos.

El principal problema del PSOE no son los indecisos, sino los decididos. El 10% de sus propios votantes de 2008, que ahora dicen que van a votar al PP. Decían los analistas del PSOE que el trasvase era «irrelevante». Pues con un irrelevante traspaso del 10% de los votos del PSOE al PP, solo con eso, simplemente el resultado de 2008 se daría la vuelta.

Pero los que se fugan al PP no son los únicos decididos que dañan las perspectivas del PSOE. Casi un 7% de sus anteriores votantes dicen ahora que van a votar a partidos minoritarios. Añadamos el 3% que se propone votar en blanco y el 6% que ya declara intención de abstenerse y tendremos que uno de cada cuatro votantes pasados del PSOE (casi 2,7 millones) ya han decidido hacer algo distinto. Ahí le aprieta el zapato al Comité Electoral. El problema no es de retención de los votantes despistados, sino de reconversión de los decepcionados.