Editorial

El ajuste fiscal de Sarkozy

El cambio en Francia genera una corriente de emulación que no debería arrastrar a España

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Las medidas fiscales acordadas ayer por el Gobierno francés, con el objetivo de reducir en 12.000 millones de euros el déficit público que el país vecino arrastra para antes de 2013, tratan de responder con urgencia a las dudas suscitadas por la situación de sus cuentas en los mercados, una vez corregida a la baja la previsión de crecimiento para 2011 hasta situarla en un 1,75%. La aplicación temporal de una tasa suplementaria del 3% a partir de 500.000 euros de ingresos anuales, la reducción de las exenciones, la modificación de la tasación inmobiliaria para el cálculo de la plusvalía o el aumento del impuesto sobre el tabaco en un 6% dan a entender que Sarkozy ha decidido actuar sobre los ingresos para evitar recortes en el gasto público con la vista puesta en las presidenciales. La declaración suscrita por 16 de las grandes fortunas de Francia proponiendo al Gobierno la aplicación de una «contribución excepcional» que grave las mayores rentas ha facilitado el paso. Una corriente que empuja a favor de las últimas iniciativas que el Gobierno Zapatero podría estar barajando. Aunque el mimetismo a este respecto no parece la vía más aconsejable. La aplicación de medidas puntuales con el propósito de obtener resultados inmediatos constituye un recurso de excepción que debe emplearse con mesura. Además, a tres meses de las elecciones generales en España no sería bueno que el Gobierno se inclinase por la adopción de iniciativas fiscales que carezcan de una amplia anuencia parlamentaria. Los gobiernos europeos se ven obligados no solo a ser consecuentes con los compromisos que van adquiriendo en el seno de la UE, sino a introducir medidas propias que ofrezcan a su respectiva deuda soberana una fiabilidad igual o superior a la de los demás socios. La duda estriba en si esta doble dinámica de ajustes va a contribuir a una creciente armonización de la fiscalidad europea, o si más bien podría dar lugar a una cierta espiral competitiva por el saneamiento presupuestario que, manteniendo diferencias impositivas entre los distintos países, acabase afectando negativamente a la recuperación de la zona euro.