Eduardo Pérez, en su primera muestra individual en Chipiona. :: L. R.
Sociedad

El grabado costumbrista desenmascara el lado mostruoso de la vida

Eduardo Pérez expone en la sala 'El Chusco' una colección de pintura y escultura con técnicas mixtas que destierra los tópicos

CHIPIONA. Actualizado: Guardar
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La realidad supera a la ficción. Siempre. En una esquina cualquiera de un pueblo cualquiera, un par de vecinos conversan de cualquier tema banal sin que nada en su apariencia o en su actitud parezca anómalo o extraordinario. Pero más allá del guión y de la pose, subyace la verdad. De puertas para adentro se encuentran sus secretos, sus complejos y sus miserias. Una realidad oculta a los ojos del vecino. Enigmática e inquietante.

El joven artista chipionero Eduardo Pérez Bohórquez ha captado esta idea para servirla en forma de grabados donde nada es lo que parece. Hombres y mujeres mitad pez y mitad caballo, tentáculos de pulpo en lugar de piernas, mutilaciones, garfios, patas de palo, componen imágenes impactantes, más aún por el escenario en que se desarrollan los encuentros: las calles de Chipiona.

La muestra, que se podrá ver en la sala de exposiciones del bar El Chusco hasta el 26 de julio, es la primera que el artista de 24 años realiza en solitario. Con la carrera de Bellas Artes en el bolsillo, prepara ya su tesis doctoral que versará sobre el concepto de lo mostruoso en el arte contemporáneo. Sus grabados, con ciertas reminiscencias de las Pinturas Negras de Goya, se completan con otras xilografías y una colección de acrílicos y óleos en los que Eduardo se ha valido de la sal como técnica experimental.

«Nunca me han llamado la atención los típicos paisajs chipioneros, pero en esta ocasión me apetecía y encontre un buen motivo en los corrales de pesca». Pertrechados de los aperos propios para mariscar, y con la mirada fija en el agua, los hombres esperan pacientes su oportunidad, pero sin dejar de trabajar. Como su autor, que pronto partirá hacia Verona (Italia) gracias a una beca para iniciar los cursos de doctorado. A su lado, lo que parece una grotesca manada de hienas con grandes bocas humanas cierra la muestra escultórica, punto fuerte de este artista con importantes expectativas de futuro.