Fue inaugurada en junio de 2007 con unos 500 presos que estrenaron las primeras celdas; hoy en día esa cifra se ha triplicado y ya hay 1.700. :: MIGUEL GÓMEZ
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Puerto III acoge a seis de los diez presos más conflictivos de España

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Ganarse el apelativo de 'kie' significa haber pasado muchas horas a la sombra, protagonizar motines y haber sembrado el suficiente temor entre los compañeros de talego para que te consideren un capo de la prisión. Un líder capaz de poner en jaque un recinto penitenciario y que por todos esos motivos se le aplica un reglamento especial, donde la vigilancia al segundo es una premisa. Son los presos más conflictivos a los que que Instituciones Penitenciarias incluye en los llamados FIES -siglas que ha popularizado 'Celda 211' y un Malamadre de película- y que en los últimos meses están teniendo un destino común: La cárcel de Puerto III. La leyenda, porque no existe constatación más allá de la Wikipedia, dice que un preso inglés de los años 60, llamado Arthur Kyes, le dio nombre a los jefes de la trena. Cuentan que él solo acabó con un motín en Carabanchel porque le molestaba el ruido y no podía dormir.

El 'top ten'

En estos momentos hay seis de los diez internos más conflictivos del país cumpliendo condena en Puerto III. Todos comparten el mismo módulo, de aislamiento o departamento especial lo definen según la fuente consultada. Y responden a un mismo perfil: Su nula adaptación al régimen interno de la cárcel hasta el punto de haber cometido delitos graves como asesinatos o secuestros de funcionarios en prisión. Son ejemplos de que la reinserción no funciona siempre.

Fuentes directas de Puerto III aseguran que en el último año se han intensificado los traslados de este tipo de presos con destino a la macrocárcel portuense y advierten que si no se dota de suficientes medios, no sólo personales, sino también de formación a los funcionarios, puede ocurrir alguna desgracia. El módulo donde son recluidos tiene capacidad para 70 internos - son reclusos que no comparten celda- y en estos momentos hay más de 40, de una población reclusa total de 1.700.

Los funcionarios consultados sostienen que el centro penitenciario se ha convertido en el primero de España en número de internos de estas características. El goteo incesante obedece, según los trabajadores, a la buena reputación que ha adquirido el módulo de aislamiento. «Nos dicen que como lo estamos haciendo tan bien, por eso nos mandan a más internos». Por buen trabajo se entiende escasas denuncias de relevancia de los reclusos y una conflictividad contenida.

El director de la cárcel, Juan Carlos Carrillo, sí comparte esa buena fama, pero no la llegada continua de presos conflictivos a Puerto III. Sí confirma que es uno de los centros penitenciarios españoles con mayor número de reclusos de especial seguimiento, pero que esta circunstancia se debe a que es una de las cuatro prisiones de reciente construcción con los módulos de aislamiento más grandes. Carrillo explica que la mayoría de las cárceles tienen un departamento con una capacidad media para 35 internos; mientras que Albocasser (Castellón), Morón (Sevilla), Madrid VI y Puerto III son las que están concentrando a más internos.

Primera denuncia

Precisamente en la prisión de Albocasser, los funcionarios denunciaron el año pasado que estaban sufriendo más agresiones por culpa del aumento de la población reclusa peligrosa. Cifraban en más de 30 (por debajo del dato de Puerto III) los internos que habían sido trasladados a ese centro y que acumulaban demasiados incidentes entre rejas para ser catalogados como presos de primer grado. También se referían a la falta de personal y la escasa formación.

La misma queja se reproduce ahora en Puerto III. Si bien, las fuentes consultadas hacen una lectura menos alarmista y aunque reconocen cierto repunten en los incidentes, lo consideran algo normal teniendo en cuenta el perfil de los presos que están llegando. Como ejemplo de los riesgos a los que se someten en el día a día está el recinto episodio protagonizado por uno de estos presos, que llegó a agredir a cuatro funcionarios, que lo sorprendieron fabricando un pincho en su celda. A los trabajadores les había llegado el soplo de que estaba urdiendo un plan para secuestrar a uno de ellos y así conseguir salir de la prisión.

Donde sí ponen el acento es en la falta de personal y formación. El módulo que alberga en estos momentos a más de 40 presos peligrosos está vigilado por cinco o seis funcionarios, a lo sumo, por turno. Aunque la relación de puestos de trabajo adscrito a este centro penitenciario es de 540 empleados, en labores de vigilancia y contacto directo con los internos hay 40 ejerciendo esa labor por turnos. «Lo peor es que apenas recibimos lecciones básicas de defensa personal y hay que estar muy preparados para tratar con esta gente». Es un primer aviso ante un futuro que les inquieta si siguen llegando más 'kies'.