Carne de Kobe en 'sashimi'. Foto: Archivo

La carne de Kobe llega a Europa

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De toda la carne de vacuno que consumen los japoneses al año solo el 0,05% corresponde a reses con la denominación de origen de Kobe. La producción limitada de este producto alimentario no solo lo hace difícil de adquirir en establecimientos, sino especialmente caro.

Los bueyes y vacas de Kobe, ciudad japonesa de la prefectura de Hyogo, deben cumplir unos estrictos requisitos genéticos y de crianza para que se les otorgue la elitista credencial. Los japoneses, celosos de la pureza de su carne de Kobe, solo la exportan en pequeñas cantidades y a muy pocos países.

Hasta hace un mes, el producto solo llegaba a Tailandia, Singapur, Hong Kong, Macao y Estados Unidos. Europa, a pesar de las negociaciones con Japón durante años, no conseguía entrar en la 'lista VIP'. Pero esto cambió el 8 de julio pasado, cuando un avión aterrizó en Alemania con más de 1.300 kilogramos de auténtica 'carne de Kobe' para ser comercializada por empresas gastronómicas alemanas. Al día siguiente, fue Mónaco la afortunada con algo más de 800 kilos y el 11 de julio, Bélgica y Dinamarca con 48 y 43 kilogramos respectivamente. La sorpresa europea no quedó ahí, ya que el próximo miércoles Holanda recibirá más de 600 kilos de la 'delicatessen' del país asiático.

España tendrá que esperar por ahora para poder disfrutar de la que dicen es la carne más deliciosa del mundo, y la más cara. Mientras tanto, se puede engañar al paladar disfrutando de la ternera, también excelente, de algunas ganaderías españolas que han importado reses con huella genética nipona de la llamada raza 'wagyu' -literalmente, 'vaca japonesa'-. Es el caso del Grupo Altube, situado en Burgos, que desde hace años comercializa carne de sus propios reses 'wagyu'.

Todo el vacuno de Kobe es 'wagyu' pero no todo el 'wagyu' puede llegar a convertirse en carne de Kobe con denominación de origen. Además de la pureza genética del animal, el proceso de cria, cuidado y sacrificio del animal es muy estricto y solo se puede llevar a cabo en Kobe, debido a las características de su flora y su clima. Por eso es imposible que haya carne de Kobe cuya procedencia sea de cualquier otra zona que no sea la ciudad japonesa.

Nada de cerveza

Uno de los mitos de las reses de Kobe es que durante su crecimiento beben cerveza o reciben masajes. Aunque algún ganadero japonés sí que haya practicado puntualmente estos procedimientos, la realidad es que son simples clichés incentivados por los propios japoneses para darle más popularidad a su producto. Los bueyes y vacas de Kobe sí que crecen en un ambiente sin estrés, reciben una alimentación cuidada a base de una serie de cereales y beben agua siempre limpia y clara. El resultado es una carne con mucha grasa no saturada infiltrada y con una gran concentración de omega-3. El sabor y la textura son tan sublimes, que en Japón se suele servir en 'sashimi' -cruda en finos filetes- o con un leve marcado de plancha.