EDUCACIÓN

El éxito de la escuela de liderazgo femenino

Talana Bradley dirige un centro diferenciado en Brooklyn donde ayudan a chicas con pocos recursos a acceder a la universidad

MADRID Actualizado: Guardar
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En 2008 Talana Bradley puso en marcha la escuela pública de secundaria Young Women's Leadership (Escuela de Liderazgo femenino) en el distrito neoyorquino de Brooklyn. Su objetivo era ayudar en la formación de chicas con pocos recursos económicos y prepararlas para acceder a la universidad. Cinco años después los resultados son todo un éxito. Más de la mitad de sus alumnas (56%) de 14 años han logrado la máxima calificación que otorga el departamento de Educación de Nueva York. "Decimos a las alumnas que el fracaso no es una opción. Mente abierta, responsabilidad y respeto son cosas que aprenden en nuestra escuela", asegura Bradley durante su intervención este martes en una conferencia organizada por la asociación de padres y madres Cofapa.

Bradley explica que la claves de su modelo son "el optimismo y la cultura del esfuerzo" además de la implicación de padres, profesores y alumnas. El trato personalizado de las estudiantes es fundamental, por lo que las clases cuentan con un número reducido de integrantes, entre 16 y 25 alumnas. "Se les enseña a que sean atrevidas y valientes. Abiertas de mente, que tengan empatía y que se preocupen por los demás. Además tienen unas horas semanales de servicios comunitarios", declara la responsable del centro que espera alcanzar las 567 inscripciones el próximo curso.

Sobre la polémica de la educación diferenciada, esta docente rechaza que sea segregadora. "Creo que hay que dar a los padres la oportunidad de elegir. No permitir la educación diferenciada es una forma de segregar", explica Bradley, que también se muestra favorable a que estos centros reciban financiación pública, como recoge la reforma educativa del ministro José Ignacio Wert y que ha levantado fuertes críticas al ser tachada de "discriminación".

La formación de los profesores también es necesaria para lograr el éxito pedagógico del modelo que ha puesto en marcha. Además, cuentan con un sistema de control en el que un observador (otro profesor) acude a las clases de un compañero para tomar notas. Posteriormente el resto de docentes lo analizan y hacen las correcciones oportunas. Además, los profesores mantienen un diálogo muy constante con los padres de las alumnas. Todas las semanas redactan un informe sobre los progresos de cada estudiante y se lo entregan a sus progenitores. "Los padres son aliados, sin ellos no tendríamos alumnas. Nuestro papel es de servicio hacia ellos, pero al mismo tiempo ellos son responsables de que sus hijas cumplen con las tareas que les encomendamos", explica Bradley.