El presidente electo de Venezuela, Nicolás Maduro. / Efe
ANÁLISIS

Venezuela: qué, cómo y cuándo

El presidente electo, Nicolas Maduro, toma posesión de su alta magistratura mañana y lo hará en un ominoso clima de controversia política, social e incluso jurídica

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El presidente electo de la República de Venezuela, Nicolás Maduro, toma posesión de su alta magistratura mañana y lo hará en un ominoso clima de controversia política, social e incluso jurídica. Aunque en primera instancia se evitó lo peor con la juiciosa decisión del jefe opositor Henrique Capriles de cancelar finalmente la convocada marcha sobre la sede del Consejo Nacional Electoral de ayer miércoles, la tensión se mantiene muy alta. La elección, con un resultado tan apretado sirve para algo de más entidad: es percibida como una señal de que el largo régimen chavista no es eterno…

De hecho la prensa hostil al régimen, “El Universal” o "Tal Cual”, está utilizando la palabra victoria para describir lo sucedido el domingo. Contra todo pronóstico, el candidato de la oposición unificada, Henrique Capriles, perdió por solo un 1,7 puntos (contra casi once en octubre). Nicolás Maduro, el sucesor ungido por Chávez recibió algo más de 700.000 votos menos lo que, con una concurrencia solo dos puntos menor, sugiere un castigo al gobierno saliente.

Las cuestiones técnicas

Una diferencia tan escasa hacía inevitable –en un clima tan enrarecido– que los perdedores, al menos quienes fueron dados por tales por la autoridad electoral, exigieran un recuento. En primera instancia, el propio Maduro aceptó tal cosa desde la expresión de “abramos las cajas, todas las cajas”. Se refería al cajón donde se registra en papel, a modo de recibo, el voto del ciudadano, que es por completo electrónico… y, por cierto, respetado hasta el domingo por todo el mundo.

La presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, que goza de la consideración general, no hizo nada indebido ni bajo presión cuando proclamó la victoria de Maduro… porque eso decían sus máquinas. Por lo demás, proclamar no es tomar posesión y un eventual recuento total y a mano desde las actas mencionadas, tomaría más tiempo que el disponible hasta este viernes y tal fue el argumento formal para negarse a tal conteo: se demoraría la asunción de la presidencia, con todos los inconvenientes políticos, logísticos y prácticos del caso.

Que el razonamiento no convenció al campo opositor no es una sorpresa y ciertas voces del oficialismo, además, vinieron a ayudar, desautorizando un poco de hecho al presidente electo, al declarar que el recuento manual es “imposible” porque no está prevista en la Ley Orgánica de Procesos Electorales. Así lo declaró ayer la presidenta del Tribunal Supremo, Luisa Estella Morales, que ya había suscitado alguna controversia con su opinión sobre la interinidad de la jefatura del Estado, su titularidad y su duración durante las últimas semanas de la vida de Chávez.

Qué hacer

Así las cosas, y con el régimen aparentemente resuelto a perseverar en su conducta, aunque le cueste inconvenientes diplomáticos con Washington, la OEA y la UE, la oposición podría finalmente resignarse a esperar una oportunidad legal de cambiar las cosas. Tal posibilidad sería la eventual convocatoria del llamado “referéndum revocatorio” previsto en el artículo 77 de la Constitución, que establece que todos los cargos de elección popular son revocables.

Basta que lo pida un 25% de los votantes del censo concernido. Se olvida a menudo que el propio Chávez debió someterse en agosto de 2004 al humillante procedimiento y salió airoso (ganó 54 a 42%, otro ejemplo de hasta qué punto el país está dividido en dos mitades muy parecidas).

Capriles tiene el viento en las velas porque ha sacado más votos que nunca en el pasado, porque la situación económica nacional es mala (y empeorará con el petróleo a menos de cien dólares/barril por vez primera en años), la moneda pierde valor sin cesar y… Capriles tiene solo 40 años y vocación política. Sin la constatación inequívoca –que no se ha producido– de que la presidencia Maduro es hija del fraude, lo mejor que puede hacer Capriles es seguir el sabio consejo de que, a veces, “es urgente esperar”…