CELEBRACIÓN FINAL. El banquillo celebra el pitido final. / JUAN CARLOS CORCHADO
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Suficiente para continuar soñando

El Xerez consigue ante el Eibar una sufrida victoria que lo acerca definitivamente a los puestos más altos de la tabla de clasificación

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El Xerez ha vuelto. Ha salido del profundo coma en el que se encontaba y se coloca de nuevo entre los aspirantes. El equipo ha superado una depresión galopante a costa de dos rivales que se ven obligados a salir de la zona baja con pocos argumentos y con muchísima presión. Ni Hércules ni Eibar deben quejarse por la posición que ocupan actualmente en la tabla, pues ofrecen muy poco fútbol, pero el Xerez debía ganar ambos encuentros para trazar su camino hasta el final de temporada, y lo ha hecho con solvencia.

Se llega al último tramo de competición y la tensión que desprende todo el estadio convierte cada encuentro en una final. En los últimos minutos se sufrió mucho, pues el polémico gol del Eibar reavivó el encuentro.

Recuperación moral

La resurección de los azulinos ha llegado de la mano del cambio de sistema de Lucas Alcaraz. El técnico granadino volvió a apostar por los mismos once jugadores que saltaron al Rico Pérez y colocados de aquella manera. ¿Para qué cambiar lo que había funcionado?

De inicio Moreno hizo el amago de quedarse comandando la defensa, pero muy pronto se fue a la punta diestra del tridente defensivo. El resto del equipo, sin cambios. En el Eibar la única sorpresa fue el cambio de portero -Rubén Falcón jugaba su primer encuentro en toda la temporada en detrimento de Imanol Etxeberría-, pues saltó al césped de Chapín con sus hombres habituales y con su tradicional juego defensivo. Cerraditos atrás con una defensa de cinco y presionando la salida de balón azulina, que por momentos se mostró dubitativa.

Pero eso ya no era problema. Los de Alcaraz han vuelto a recuperar la alegría y la flor que los colocó en lo más alto de la tabla. Con el juego controlado y con la posesión del cuero, además les pasó lo mejor que podía ocurrir. Un gol tempranero de Dani Pendín -nuevamente el líder tirando del carro- terminó de espantar los angustiosos fantasmas que les han acompañado durante once jornadas. Los armeros se mostraron flojos defendiendo las jugadas a balón parado y el hispanoargentino aprovechó para rematar una falta sacada por García Granero.

Y es que la maquina volvía a estar engrasada. Se salía buscando el cauce de las bandas, Camuñas se movía con desparpajo entre líneas y Geijo volvía a ser el poste del ataque, el referente ofensivo que detenía el tiempo hasta la llegada del resto de sus compañeros al ataque. El hispanosuizo no desaprovechó una asistencia de Javier Camuñas para reencontrarse nuevamente con el gol.

Pérez, a por el partido

El técnico del conjunto vasco cambió en el descanso la inicial defensa de cinco por una de cuatro. El mensaje que salía desde el banquillo, junto con un polémico gol de Azkoitia nada más comenzar la segunda parte, volvió a meter a los eibarreses en el partido.

Pendín se tuvo que retirar con molestias físicas y Selu se fue a la defensa tomanto el relevo de Moreno. El valenciano acompañaría a Castaño en el doble pivote hasta el final del encuentro en el que ya fue todo sufrimiento.

El Eibar, sin nada que perder, se lanzó al ataque en plan kamikaze a por el partido. Logró meter al Xerez en su área y a medida que el reloj quemaba segundos, el miedo, el pánico y la tensión hacían insoportables el encuentro para un Morales que abandonaba el palco presidencial.

Mientras el sentimiento de la grada llegaba al césped en forma de cántico, el Eibar seguía achuchando. El estadio ahogó un grito cuando Azkoitia mandó un cabezazo a la cepa del palo de la portería de Tete.

Los tres puntos estuvieron a punto de esfumarse, pero la suerte vuelve a caminar de la mano del Xerez. Hoy está a las puertas de las plazas que al final de temporada dan acceso a Primera División. Mañana empieza la cuenta atrás.