el púlpito

Laicidad positiva

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En septiembre de 2008, durante su primer viaje apostólico a Francia, Estado laico por excelencia, Benedicto XVI perfiló la expresión «laicismo positivo» usada por el presidente galo en su visita al Vaticano. El papa habló de «laicidad positiva» designando una comprensión más abierta; afirmó que «es fundamental distinguir entre el ámbito político y religioso para tutelar la libertad religiosa»; ya que «la fe no está en la esfera política, ni la política es una religión, sino una realidad profana con una misión específica». Aunque las dos realidades deben estar abiertas una a la otra, no significa que se superpongan o se condicionen; clarificando así la laicidad como «fruto de la fe».

Dudo que esta enseñanza del Sucesor de Pedro haya llegado a nuestro planteamiento cofrade, cuando veo cómo reservamos los asientos de honor en nuestras iglesias y los primeros puestos con las varillas de representación (Cf. Mc 12,39), o incluso designamos voceros de nuestras fiestas religiosas a cargos políticos, independientemente de su comunión o no con la Iglesia.

En el caso del próximo pregonero de la Semana Santa de Cádiz, nadie cuestiona la fe sincera y la comunión eclesial de este cofrade añejo de Piedad. Católico convencido que, según quienes lo conocen bien, es un señor, que intentará dignificar el atril del Teatro Falla como honra a la política con su presencia.

Sin embargo, me pregunto si resulta oportuna la designación de un pregonero, a la sazón senador y primer teniente de alcaldesa, cuando tendrá que declamar el anuncio de nuestra Semana Mayor un Domingo de Pasión coincidente con las Elecciones Andaluzas. Quizás la «laicidad positiva» se diluya si se identifica lo cofrade con un signo político concreto.

Estoy convencido de que a los cofrades nos hace más libres y creíbles insistir en la separación entre el ámbito político y el religioso. El Santo Padre lo recordó en su discurso en el Palacio del Eliseo: «Cristo ya ofreció el criterio para encontrar una justa solución a este problema al responder a una pregunta que le hicieron afirmando: Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mc 12,17).