¿Afrontamos una crisis económica?

Claves para entender el alcance de la crisis internacional derivada de las turbulencias del mercado inmobiliario americano

MADRID Actualizado: Guardar
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¿Hay crisis?

Con el insistente rumor de una crisis financiera cerniéndose sobre los mercados internacionales, crecen tanto los silencios como las exageraciones en torno a sus consecuencias y, por ende, la inquietud en los ciudadanos de a pie, que ven amenazados sus bolsillos.

La inquietud está motivada fundamentalmente por el desconocimiento. La gran mayoría desconoce las causas de la crisis, las consecuencias y el alcance de las mismas, así como una posible solución. Asímismo, desconoce la maraña en la que se han convertido los flujos financieros y la repercusión mundial que finalmente tienen las fluctuaciones económicas.

¿De dónde viene?

La crisis que se está fraguando procede de Estados Unidos y, en concreto, del mercado inmobiliario cuya expansión ha provocado la proliferación de ofertas de hipotecas asequibles para familias con rentas cada vez más bajas.

Ante la subida de los tipos de interés, las familias más humildes se ven imposibilitadas para hacerlos frente y surgen los impagos que, si bien en principio deberían afectar al banco que emite la hipoteca, la globalización que caracteriza cada vez más al universo financiero convierte la moratoria en una cadena que termina afectando de manera global.

Los ciudadanos, los más afectados

La explicación de esa cadena de consecuencias se encuentra en que los bancos, para hacer frente a la concesión de hipotecas por encima de sus posibilidades, emite unos títulos financieros a modo de bonos que son adquiridos por otros bancos o entidades financieras. Estos inversores llegan atraídos por los intereses que pueden recibir y que son mayores cuanto mayor es el riesgo de la hipoteca, por lo que suelen ser adquiridos por empresas con grandes recursos.

A raiz de las pérdidas multimillonarias registradas por los bancos como consecuencia de los impagos, el acceso a la concesión de créditos se endurece, los bancos retiran sus fondos y se realizan menos inversiones.

Todo esto repercute en la subida de los tipos de interés, que no responde a otra razón que la de incentivar a los inversores para que vuelvan a colocar en los mercados los recursos que han retirado, de manera que, finalmente, el peso de la crisis recae en los ciudadanos, que cada vez deben afrontar las subidas en los tipos y ven disminuir su poder adquisitivo.