Un vino de la Ribeira Sacra y croquetas, maridaje perfecto

El crítico de ABC prueba Alpendre, elaborado con una uva poco conocida llamada merenzao

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De la palabra levedad ya hemos escrito en el sentido sutil del término. Levedad nos lleva a través del diccionario de la Real Academia a dos acepciones que considero contrapuestas, como este vino bautizado Alpendre, de una uva poco conocida llamada merenzao, encierra dos vinos. Levedad sea sutil o fino, delicado, agudo e incluso ingenioso por momentos cuando aparecen notas de especias, de pimienta (en el vino, claro). Levedad sea ligereza, de color, de sabor (en el vino, claro). Levedad también en la inutilidad de la existencia, o no, según ese grande de la escritura llamado Milan Kundera. Y terrenal cuando cruzas sensaciones entre el vino, claro, y unas croquetas. Croquetas congeladas que llevan por nombre Paladeo, y digo el nombre como lo digo del vino, porque ambos me provocan deseo.

De eso se trata hoy. De un sorbo de Alpendre y una simple croqueta de pollo. O no tan simple. Crujiente el rebozado y auténticamente casera la masa. Y el conjunto vive envuelto en la finura, y un bocado más requiero. Como otro sorbo de vino, carácter y longitud en boca, como la croqueta de champiñón y trufa. Se trata de cuando sientes el cielo. De cuando el maridaje es eterno.

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