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Los 10 paisajes más bellos de África que descubrió Livingstone

Día 25/03/2013 - 12.05h

En marzo se celebra el Bicentenario del nacimiento del gran explorador de África. Estos son los paisajes de su vida

7La cabecera del Río Congo

Los 10 paisajes más bellos de África que descubrió Livingstone
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El Río Congo, entre Kinshasa y Lukolela, en la República Democrática del Congo

Durante la mayor parte de 1869 y 1870, avanzando y retrocediendo sin cesar por el Alto Congo entre los lagos Nyasa, Bangweolo, Mweru y Tanganica, Livingstone buscó pertinazmente el origen del Nilo. Ya entonces el médico iba tan escaso de hombres y pertrechos que se vio obligado a viajar con una caravana de árabes traficantes de esclavos, humillación extrema para un hombre cuya conciencia condenaba la trata. A principios de 1871 lo encontramos en Nyangwe, activo centro del comercio negrero –actualmente en la República Democrática del Congo-, al cual fue el primer europeo en ir a dar con sus huesos. La aldea se levantaba en la margen derecha del río Lualaba, del cual Livingstone había empezado a creer que era el Nilo. Proyectaba una expedición en canoa para ver si éste o cualquiera de sus tributarios nacían en aquellas esquivas fuentes que le obsesionaban cada vez más cuando ocurrió la masacre del 15 de julio.

Todo comenzó con un altercado de lo más trivial: la discusión entre un vendedor nativo y tres traficantes armados por el precio de un pollo. “Antes de que me hubiera alejado treinta metros del mercado, el disparo de los fusiles entre la multitud me indicó que la matanza había comenzado”, registra Livingstone. En un brusco e inexplicable estallido de violencia, los árabes dieron muerte a tiros a casi 400 africanos. “Mientras escribo”, prosigue su crónica, “oigo los gritos lastimeros, procedentes de la orilla izquierda, de aquéllos a quienes están asesinando […] Tengo la impresión de hallarme en el mismo infierno”.

Tras el sangriento episodio no le quedaba esperanza de conseguir hombres y lanchas para remontar el Lualaba. Angustiado y con su salud seriamente quebrantada, el explorador partió para Ujiji, donde confiaba encontrar provisiones y el correo con noticias del mundo exterior.

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