Antonio de la Rosa a su llegada a Toledo
Antonio de la Rosa a su llegada a Toledo - ana pérez herrera

Hasta Lisboa, Tajo abajo

Con su tabla de paddle surf, Antonio de la Rosa (1969) va a remar 911 kilómetros entre Buitrago de Lozoya (Madrid) y la capital portuguesa. Este miércoles llegó a la Ciudad Imperial

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Hace ahora algo más de un año, la noche que se supo que el Madrid y el Atleti iban a jugar la final de la Champions en Lisboa, en una euforia colectiva tal que solo nos faltaba la capa para creernos Superman, un colega se puso serio con el resto: «A Lisboa vamos sí o sí, aunque sea por el Tajo». Pues menos mal que entonces no estaba Antonio de la Rosa (Valladolid, 1969), si no alguno aún seguía flotando en el río. Para este deportista extremo, «la diferencia entre lo posible y lo imposible está en nuestras manos», así que desde hace una semana rema y rema para estar en Lisboa el 15 de agosto.

Ayer Antonio pasó por Toledo.

«Una vez me hablaron de que era posible navegar desde Aranjuez hasta Lisboa y se me quedó un poco ahí», dice a ABC, explicando cómo surgió este reto. ¿Y nada más? «La expedición, por así decirlo, es un capricho mío. Me gusta ir viendo la naturaleza», añade casi excusándose.

La financiación corre a cargo «fundamentalmente» del área de Turismo de la Comunidad de Madrid, de la que este bombero en excedencia es embajador. Además, también aportan cuota su propio negocio, «Meridiano Raid», y otro par de empresas.

El medio de transporte de Antonio es una tabla de paddle surf (una tabla de surf más grande de lo normal, en la que se va de pie y remando). Su camino empezó en Buitrago de Lozoya (Madrid) y desde ahí, 911 kilómetros por el Lozoya, el Jarama y el Tajo. Su rutina, «su tajo» propiamente dicho, son coger la pala a eso de las ocho de la mañana, navegar por el río hasta la una de la tarde, descansar en las horas de más calor, y volver a remar desde las cuatro o las cinco hasta las diez de la noche. Rema entre diez y doce horas diarias; hace unos 60 kilómetros por jornada.

«¿Qué como está el río? Yo vivo en Lozoyuela (en la sierra madrileña) y entreno en los embalses de Puentes Viejas y El Atazar, y le puedo decir que los dos primeros días he ido bebiendo agua del río. Eso en Toledo no lo puedo hacer. Es una pena que en 100 ó 150 kilómetros el río se transforme: de ser potable a ser insalubre», explica, y «puntualizo una cosa: somos nosotros mismos los que matamos al río, veo mucha basura».

Un récord curioso

En realidad, Antonio se define como un especialista «en hacer actividades al aire libre de larga duración». Y en esa idea tan difusa caben el cruce del océano Atlántico a remo y en solitario (4.700 kilómetros, la broma, entre Senegal y la Guayana Francesa), la ruta Iditarod en Alaska con esquís de fondoy andando más de 1.700 kilómetros, también solo, durante 42 días... y el récord Guinness de «besos bajo el agua».

Aquello fue en 2009, en el programa de televisión «El show de los récords», y Antonio dice que no tiene «demasiado mérito» estar siete minutos en una pecera gigante, respirando únicamente por el aire que le iban pasando dos mujeres boca a boca, «porque el récord de apnea está en 14 minutos». Eso sí, dice riéndose, «mejor dos chicas que dos hombres».

Y después de Lisboa, ¿qué? En los próximos años, Antonio quiere llegar al Polo Sur, al Polo Norte y subir el Everest. Que se sepa, allí todavía no han programado ninguna final de la Champions.

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