María Vitoria Mateos, hematóloga del Hospital Clínico de Salamanca en un momento de la entrevista con ABC
María Vitoria Mateos, hematóloga del Hospital Clínico de Salamanca en un momento de la entrevista con ABC - David Herranz

«En los próximos años es probable que se puedan curar algunos pacientes con cáncer de la sangre»

La hematóloga María Victoria Mateos forma parte de un equipo de investigación que ha logrado estrechar el cerco al mieloma con un nuevo fármaco de origen marino

Salamanca Actualizado: Guardar
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La hematóloga del Hospital Clínico de Salamanca María Victoria Mateos es una de las integrantes del consolidado Grupo Español de Mieloma. Este cáncer de la sangre es hoy por hoy una enfermedad incurable pero los pasos de gigante dados en la investigación con la consecución de nuevos fármacos, varios de ellos de origen natural, abren la posibilidad de que a la vuelta de unos cuantos años se esté en disposición de curar a algunos pacientes.

—Recientemente se ha producido un gran avance…

—Sí estamos hablando de un nuevo medicamento, de nombre aplidina, que se obtiene de un organismo marino aunque luego se fabrica de manera sintética en el laboratorio. Nuestra experiencia empezó en 2007-2008 y tras constatar que el fármaco era eficaz empezamos un ensayo clínico en el que participaron medio centenar de pacientes, la mayoría de España y unos cuantos de EEUU.

—¿Qué tipo de enfermos?

—Todos ellos había recibido más de tres líneas de tratamiento –las convencionales en esa época– y vimos que un grupo de estos pacientes respondía y además alcanzaba una reducción de la enfermedad de al menos el 50 por ciento. Además constatamos que cuando añadíamos dexametasona, un fármaco que combina siempre muy bien con todos los tratamientos que utilizamos para el mieloma, la eficacia aumentaba pasando de entre un 12 y un 15 por ciento a más de un 20 por ciento.

«Tenemos un mensaje esperanzador porque podemos considerar que aplidina será un nuevo fármaco que se pueda incorporar al arsenal terapéutico»

—Y después…

—Estos resultados fueron el punto de partida para hacer el denominado ensayo clínico de Fase III conocido como ADMYRE, en el que han participado 250 pacientes de 83 centros en 15 países. A la mitad de ellos se le ha administrado aplidina más dexametasona y a los otros dosis bajas de dexametosona. El resultado ha sido que en los primeros se reduce en un 35 por ciento el riesgo de progresar la enfermedad o de morir. Por lo tanto, tenemos un mensaje esperanzador porque podemos considerar que aplidina será un nuevo fármaco que se pueda incorporar al arsenal terapéutico de nuestros pacientes con mieloma.

—¿Con estos resultados cuál es el siguiente paso?

—Ir a las autoridades sanitarias para plantear su aprobación para este grupo de pacientes con mieloma que hayan recibido al menos tres líneas de tratamiento. Los trámites administrativos son lentos, pero una vez que la Agencia Europea del Medicamento dé el visto bueno hay que contar con un año o dieciocho meses para que el fármaco pueda estar disponible.

«Los resultados de la fase clínica han demostrado que la aplidina más la dexametasona reducen en un 35 por ciento el riesgo de progresar la enfermedad o de morir»

—¿Qué incidencia tiene el mieloma en España?

—Es la segunda enfermedad hematológica maligna en orden de frecuencia después del linfoma de Hodgkin y la incidencia es de 4 ó 5 nuevos casos por cada 100.000 habitantes y año, lo cual significa que en España se diagnostican unos 2.000 nuevos casos anualmente. A pesar de la incorporación de un montón de nuevos fármacos en los últimos años que han contribuido a aumentar la supervivencia de estos pacientes, hoy por hoy es una enfermedad incurable con ciclos de remisión y de recaída. Sin embargo, utilizando tratamientos muy efectivos en el momento del nuevo diagnóstico estamos consiguiendo duraciones de la remisión de aproximadamente cinco años, lo cual antes era inesperado para los pacientes con mieloma.

—¿En cuánto se ha incrementado esa supervivencia?

—Es difícil establecer debido a que establecemos diferencias en función de la edad y de las posibilidades de trasplante, pero diría que la supervivencia ha aumentado al menos en 3 ó 4 años con respecto a las medias que teníamos antes de los años 80 del siglo XX. Estamos en el camino de poder considerar que de aquí a los próximos años, a lo mejor, estamos siendo capaces de curar a algunos pacientes con mieloma. Lo que pasa es que es pronto para confirmarlo y decirlo con total seguridad.

—¿Qué importancia tiene que el nuevo medicamento antitumoral sea de origen marino?

—Todos los antitumorales los obtenemos de la naturaleza, con lo cual es un sitio más a dónde ir a buscar compuestos que tengan eficacia contra el cáncer en general. Hay que tener en cuenta que no sólo funciona en el mieloma, sino también en tumores sólidos y en linfomas de Hodgkin con lo cual es una estrategia atractiva y cuanto menos muy original. No obstante y aunque el origen sea marino no hay que ir al mar para extraerlo sino que una vez se conoce cuál es su molécula y su estructura química se produce en los laboratorios.

—La palabra cáncer suele ir asociada a la necesidad de prevención. ¿Vale esta recomendación en el caso del mieloma?

—No conocemos la causa concreta que hace que las células plasmáticas que están en la médula ósea normal se transformen en células plasmáticas patológicas. Sin embargo, antes de que se desarrolle el mieloma sabemos que todos los enfermos pasan por estadios previos de la enfermedad. En este sentido, el Grupo Español de Mieloma ha trabajado muy intensamente y en 2007 identificó un grupo de pacientes que iban a padecer la enfermedad. Lo que hicimos fue hacer un ensayo clínico para ver si la combinación de lenalidomida y dexametasona era capaz de prevenir el desarrollo del mieloma, y los resultados fueron positivos hasta el punto que hemos demostrado que retrasa de una manera muy significativa la progresión a mieloma.

—¿En qué está trabajando el Grupo Español de Mieloma?

—Estamos diseñando un ensayo clínico con una opción de tratamiento más agresivo. En el momento actual tenemos en España unos 20 pacientes que lo están recibiendo, esperamos llegar a 90 y nuestro objetivo es intentar que alguno de estos pacientes se cure. Esto sentaría las bases de que podíamos prevenir el desarrollo de mieloma en una proporción importante de pacientes, lo cual se asociaría a muchos efectos positivos para todo el mundo. Además el desarrollo clínico de aplidina continúa y acabamos de completar un ensayo también con bortezomib, y estamos en vías de esbozar otro nuevo.

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