El «Patch Adams» mexicano que recibirá al Papa

Francisco visitará este domingo a los niños con cáncer del Hospital Infantil Federico Gómez de México D.F., donde trabaja el oncólogo Luis Juárez, un médico que se disfraza para atender a los pequeños pacientes

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Para los niños del Hospital Infantil Federico Gómez de la Ciudad de México, que visitará el Papa Francisco este domingo, el representante de Dios en la tierra también viste de blanco. Sobre todo uno de ellos, el doctor Luis Juárez, jefe de Hemato-Oncología, al que algunos de sus compañeros llaman «nuestro Patch Adams» y sus pacientes, «Doctor Chipocles» (de «chipocludo», una manera de decir «guay»).

Un día de 2005 se vistió de «Mr. Increíble» para presentarse ante los pequeños y descubrió que el disfraz era una manera extraordinaria de comunicarse con ellos y aliviarles la angustia y las molestias de los largos tratamientos que tenían que soportar.

«Me daban miedo los niños»

Juárez detestaba el trato con los niños cuando era estudiante de Medicina –«me daban miedo», relata–, pero dio con su vocación al visitar una sala de oncología.

Ahí se dio cuenta de algo que le cambió la vida: que los médicos nunca se dirigían a los niños cuando hablaban. «En esta sociedad, parece que el niño fuera un disminuido por el mero hecho de ser niño, que no es capaz de tomar decisiones, que no es consciente de su realidad», argumenta. «Para mí, el niño es un ser humano autónomo, como todos, y solo considerándolo como tal, podremos atenderlo de forma adecuada cuando enferma gravemente».

Lo peor que se le puede decir a un niño que tiene cáncer, explica, «es que no va a vivir su vida normal». El paciente infantil «tiene un concepto distinto de la enfermedad, y le afecta más que se le caiga el pelo o que va a ser diferente, que pensar en que tiene una enfermedad seria».

Hablar de muerte

El cáncer, estigma desde el mismo nombre, suena aún peor a los oídos de unos padres, pero, recuerda Juárez, tiene un índice de curación global del 70 por ciento. Sigue habiendo ese 30. A ninguno de ellos este doctor le miente. ¿Cómo se le dice a un niño que se le va a morir? «Como tal», ataja. «A veces uno piensa que es difícil hablar de la muerte con los niños, pero es mucho más fácil que hacerlo con un adulto. Te sorprenderías, porque ellos lo toman de manera muy natural, y algunos hasta te dicen, antes de que yo sepa el desenlace: "Yo sé que me voy a morir"».

La división oncológica del Federico Gómez atiende actualmente a 1.200 pacientes, de todas las edades y todo el país, y recibe entre 270 y 300 niños nuevos al año. El Santo Padre será recibido este domingo a las puertas del hospital por la primera dama, Angélica Rivera, y adentro lo esperarán unos 120 niños. Como acto simbólico, tocarán una campana: la que tocan siempre cuando uno de ellos termina su tratamiento de quimioterapia.

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