Un niño de 9 años abre un puesto de limonada para pagar el tratamiento contra el cáncer de su abuelo

Los caros tratamientos contra el cáncer en Estados Unidos no son algo nuevo. Se cree que en el último cuarto de siglo se ha duplicado. Según un estudio que se hizo público hace siete años, en 1987 se dedicaron cerca de 25.000 millones de dólares (más de 19.000 millones de euros) al tratamiento de los distintos tipos de tumores. Una cifra que ascendió a 48.000 millones (38.000 millones de euros) en el periodo comprendido entre 2001 y 2005. Todos, a costa de los pacientes, que en 2010 ya podían llegar hasta los 100.000 dólares al año por persona, según AP.

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Quizá por eso la historia de Ángel Reyes ha conmovido a medio mundo.

Este niño de nueve años de la ciudad de Las Cruces, en el estado de Nuevo México, no se le ocurrió otra cosa que montar un puesto de limonada a la puerta de su casa para ayudar a su abuelo a costear el tratamiento contra el cáncer colorrectal que le habían diagnosticado.

A diferencia de España, con un sistema público sanitario universal y a coste cero para los pacientes de oncología, en países como Estados Unidos el factor precio es determinante para el acceso a los tratamientos. La familia Reyes lo sabe muy bien, pues la hermana de su abuelo había perdido la batalla contra esta misma enfermedad poco antes.

En el caso del abuelo de Reyes, Richard Sánchez, de 52 añós, necesita un buen número de sesiones de quimioterapia después de una operación en la que le extirparon un tumor de más de 22 centímetros. Al encontrarse de baja, las deudas por los costes del tratamiento fueron aumentado hasta hacerse inasumibles.

Limonada

Fue ahí donde el nieto comenzó su propia batalla con el objetivo ayudar económicamente como pudiera, y se le ocurrió vender limonada. «Mi abuelo tiene cáncer, así que quise ganar dinero para ayudarle. Unos 100 dólares o, tal vez, 120, vendiendo limonada y granizados», aseguró este estudiante de tercer grado al diario « Sun News».

Su tío le ayudó a construir un estante amarillo para llamar la atención de los vecinos y potenciales clientes, a un precio de 50 centavos cada vaso de este producto en su versión liquida o granizada. Y no le fue mal: en tan solo dos días sumó 48 dólares y este miércoles ya acumulaba 1.170, gracias a la publicidad obtenida por las noticias de los medios de comunicación locales y al Departamento de Policía, entre otras autoridades.

«La gente ha sido demasiado buena. Lo seguiré haciendo hasta que pueda, si es que esto puede ayudar a mi abuelo», aseguraba Reyes desde su puesto de limonadas en el 1739 de la calle Payne, que ya ha superado los 5.000 dólares de recaudación.