Aunque con semejanzas léxicas, la lengua de signos no es uniforme en toda España, ya que hay modalidades y peculiaridades por zonas
Aunque con semejanzas léxicas, la lengua de signos no es uniforme en toda España, ya que hay modalidades y peculiaridades por zonas - ABC

Se cumplen diez años de la primera ley de lengua de signos en España

Fue reconocida oficialmente en la norma 27/2007, pero no ha tenido desarrollo. El Gobierno da el primer paso y se compromete a la puesta en marcha de medidas para apoyar al colectivo de personas sordas

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Se cumplen diez años de la tramitación de la primera ley de signos española: la Ley 27/2007, de 23 de octubre. Se llama LSE, es la lengua gestual que utilizan principalmente las personas sordas y su entorno, las personas que se realizan con ellos. Se estima que en España hay más de 100.000 usuarios que utilizan esta forma de comunicación reconocida legalmente hace ahora ya una década.

El secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Mario Garcés, presidió ayer la primera reunión del grupo de trabajo encargado de perfilar la redacción del reglamento que desarrollará la nueva ley, por la que se regularán las medidas de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas.

Concha Díaz, presidenta de la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE), se congratula de esta medida que el Gobierno se había comprometido a abordar y se ha hecho, tras el compromiso verbalizado por la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Dolors Montserrat.

Aunque todavía se está en un primer paso, este nuevo reglamento debe abarcar tanto el subtitulado en los medios de comunicación e industria cinematográfico, así como la implantación de intérpretes en áreas sensibles como las aulas.

Una curiosidad de la lengua de signos es que no se emplea con unanimidad en todo el país. Desde un punto de vista estrictamente lingüístico, la LSE recopila una variedad de lengua de signos empleada en una extensa área central-interior de la Península Ibérica, con derivadas propias en algunas áreas radicadas en Asturias, Aragón, Murcia, áreas de Andalucía Occidental (Sevilla, por ejemplo) y alrededor de la provincia de Burgos. Aunque con semejanza léxica, la lengua de signos catalana (LSC), la lengua de signos valenciana (LSCV), la canaria, ,la gallega y la vasca son especialmente peculiares (entre el 10% y el 30% de diferencia en el uso de los sustantivos). Únicamente la LSC y la LSCV tienen una semejanza léxica por debajo del 75% de media con el resto las variantes españolas, por lo que algunos las consideran lenguas en lugar de dialectos, desarrolladas en sus Estatutos de Autonomía.

En el ámbito legal, por la Ley 27/2007 se consideran «lenguas de signos españolas», todas las variantes empleadas en España, incluso la lengua de signos catalana (LSC).

Lenguas de signos en España: la LSE en amarillo, LSC en rojo y LSCV en anaranjado, estas dos últimas así como otras variaciones en colores que se alejan del espectro del amarillo en función de su grado de diferenciación de la LSE
Lenguas de signos en España: la LSE en amarillo, LSC en rojo y LSCV en anaranjado, estas dos últimas así como otras variaciones en colores que se alejan del espectro del amarillo en función de su grado de diferenciación de la LSE - WIKIPEDIA
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