Trabajadores norteamericanos acuden a desinfectar el apartemento de Pham, en Dallas
Trabajadores norteamericanos acuden a desinfectar el apartemento de Pham, en Dallas - reuters

La enfermera de Dallas dice estar «bien» tras la transfusión de un superviviente

Nina Pham y el cámara de la NBC envían mensajes positivos sobre su recuperación, mientras EE.UU. debate qué hospitales deberían tratar a los pacientes de ébola

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Kent Brantly es un personaje central en la crisis del ébola en EE.UU. Este médico de 33 años se contagió con ébola en agosto, cuando trataba a enfermos de la enfermedad en un hospital de una organización cristiana en Liberia. Fue el primer estadounidense en contagiarse, el primero (junto con su compañera, Nancy Writebol) en ser tratado con el fármaco experimental ZMapp, el primero en ser repatriado a un hospital especializado en territorio estadounidense y el primero en sobrevivir al virus.

Ahora pone todos sus esfuerzos en ayudar a otros a vencer al ébola. El domingo pasado se acercó hasta el Texas Health Presbyterian Hospital de Dallas, donde la enfermedad que estuvo a punto de acabar con su vida pudo la semana pasada con la del liberiano Thomas Duncan y ahora disputa la de la enfermera Nina Pham, que se contagió al atender a este último.

Brantly fue a donar sangre. Hay indicios de que el plasma de un superviviente puede ayudar a quien enfrenta el ébola, aunque su eficacia real no ha sido comprobada. Pham recibió una transfusión de Brantly el lunes, el mismo día en que Thomas Frieden, el director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés), aseguraba que su estado era «estable» y se disculpaba por haber apuntado a la enfermera como responsable del «fallo del protocolo» que dio lugar al contagio.

Ayer, Pham aseguró que se encontraba «bien» en un comunicado distribuido por el hospital donde está ingresada. «Estoy bien y quiero agradecer todos los deseos y oraciones. Estoy bendecida por el apoyo de mi familia y amigos y por el cuidado del mejor equipo de médicos y enfermeras del mundo», dijo.

Las autoridades médicas no dieron más información sobre la evolución de la paciente tras la transfusión ni sobre qué tratamientos recibe. Barclay Berdan, director ejecutivo del consorcio al que pertenece el hospital, aseguró que el equipo que trata a la enfermera «trabaja sin descanso para ayudarla en esta valiente lucha».

Las noticias son esperanzadoras mil kilómetros al Norte, casi en línea recta, en el hospital de Omaha (Nebraska) donde se encuentra Ashoka Mupko, el último estadounidense repatriado con ébola desde África. El cámara de la NBC emitió un mensaje desde las redes sociales el lunes por la noche: «De nuevo en Twitter, siento que estoy en el camino de recuperar la salud (…) Gratitud eterna por el apoyo recibido». Poco después, volvía a escribir con el pensamiento en el lugar donde se contagió: «Ahora que he tenido la experiencia en primer persona con esta terrible enfermedad, me duele más los escasos cuidados que reciben la gente enferma en África occidental».

Mupko también recibió sangre de Brantly, y ha sido tratado con el antiviral brincidofovir. Otro repatriado, el doctor Rick Sacra, al que le dieron el fármaco experimental TKM-Ebola y que venció a la enfermedad, también recibió una transfusión de su colega.

Sacra, Mupko, Brantly, Writebol y un quinto repatriado del que se desconoce su identidad fueron trasladados a alguno de los cuatro centros médicos en EE.UU. dotados con unidades de biocontención. El de Nebraska, donde está Mupko y se recuperó Sacra; el hospital de la Universidad Emory, por el que pasaron Brantly, Writebol y el paciente no identificado; el St. Patrick Hospital de Missoula (Montana) y los Institutos Nacionales de la Salud en Bethesda (Maryland).

Tras los errores sufridos en un hospital de tamaño medio como el Presbyterian de Dallas –el diagnóstico equivocado de Duncan, que en su primera visita al centro fue devuelto a casa a pesar de comunicar que venía de Liberia, y el contagio accidental de Pham- algunas voces se cuestionan si no es preferible trasladar a estos pacientes a lugares más preparados. Bruce Ribner es un especialista en enfermedades infecciosas que ha dirigido el tratamiento de los enfermos en Emory y opina que el tratamiento se debería centralizar en «hospitales regionales más grandes».

«No puedes asumir que si te llega uno de esos pacientes de repente puedes acogerlo», dijo Ribner a The New York Times. «Tienes que prestar mucha atención a la preparación del personal y a la planificación antes de que llegue el primer paciente».

Estas decisiones tendrán mayor importancia con la aparición de nuevos casos, algo que las autoridades contemplan como probable. No solo por los contagios que Duncan o Pham hayan podido producir, sino por la gran presencia de militares en África Occidental –Obama ha aprobado el envío de entre 3.000 y 4.000 soldados a la región-, que podría aumentar el número de repatriados con ébola.

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