Mesa redonda sobre la recogida de residuos

El reto crucial de implicar a los ciudadanos en la limpieza pública

Las empresas públicas plantean más inversión en campañas para mejorar el civismo

SEVILLA - SEVILLA Actualizado: Guardar
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Los nuevos retos de las empresas de limpieza urbana y gestión de residuos pasan, irremisiblemente, por la implicación de los ciudadanos en la labor de dichas compañías, que deben invertir mucho más en concienciación, educación y comunicación para terminar recortando gastos cuando se recojan esos frutos. En esa dirección apuntaron los gerentes de las empresas públicas de limpieza de Málaga, Rafael Arjona, y Sevilla, Virginia Pividal, en la mesa redonda de a Jornada de Servicios Urbanos en la que también expusieron los pormenores del modelo que están instalando en Tánger los responsables dicha área en esa ciudad marroquí, Idriss Riffis y Abderahim Moussins.

El gerente de la compañía municipal malagueña, Limasa, apuntó que se sigue un modelo de rentabilidad como el de la empresa privada, pero «ambos sectores son válidos para afrontar este servicio; depende de cada circunstancia y de cada ciudad, pero ninguno es excluyente».

Arjona repasó los objetivos actuales que debe tener el sector, entre los que señaló una minimización de la cantidad de residuos, una mayor eliminación en origen y una reducción de las basuras que llegan mezcladas a los vertederos. Eso sí, «con la base del coste que tienen estos servicios, que hay que ajustar para no tirar el dinero dando el mejor servicio posible. Por eso, como la cobertura es cada vez más difícil desde lo público, hay que animar y dar libertad al sector privado para que innove y, de esta forma, nos ayude en esta labor tan complicada y tan variable en función de la ciudad de la que hablemos». Arjona aludió a esa necesidad de que «el ciudadano colabore más» y también de que «las leyes se cumplan y las autoridades las hagan cumplir, imponiendo las multas que estén establecidas para quienes no lo hagan».

La tercera pata

La gerente de Lipasam, por su lado, abundó especialmente en esa labor de «comunicación y concienciación» que debe acompañar «a las otras dos funciones principales de una empresa de este tipo, la limpieza viaria y la recogida de residuos». «Ese aspecto de una mejor comunicación se nos ha quedado siempre atrás y ahora debe estar a la misma altura que los otros dos, porque sin la gente no hacemos nada; sin un mayor civismo por parte de los ciudadanos, es muy difícil mejorar por mucho que gastemos en personal recogiendo desperdicios o excrementos animales por las calles. Es crucial la concienciación, esa tercera pata de nuestro trabajo, que tiene su fuerza en la calle».

Pividal señaló que el sector «debe dar el salto cualitativo con una mayor eficiencia en la gestión de residuos, con más prevención y con proyectos piloto para ir cambiando algunas cosas si los resultados que se obtienen son positivos, además de una mayor recogida selectiva y supeditar cada movimiento a los principios de calidad y eficiencia».

Los responsables de limpieza de la ciudad de Tánger, por su parte, expusieron las dificultades que tiene la implantación del modelo europeo en su territorio por el férreo control que los gobernadores tienen sobre las empresas y las concesiones que se hacen a éstas para realizar los servicios públicos. En ese sentido, apuntaron que se avanza para «profesionalizar la recogida de residuos».

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