La niña que se quemó viva para huir de los cientos de violaciones sexuales a las que se veía sometida

Ilhan Kizilhan es un médico alemán que, a sus 50 años de edad, tiene el triste honor de haber visto aproximadamente a 1.100 mujeres y niñas pasar por su hospital. Todas ellas, aquejadas del mismo y triste mal: haber sufrido vejaciones por parte del Estado Islámico. Sin embargo, hay una historia que, como el mismo ha explicado al diario « Daily Mail», jamás se podrá quitar de la cabeza: la de una pequeña de ocho años que prefirió quemarse viva antes que ser violada una vez más por sus captores.

Según Kizilhan, conoció esta triste historia cuando, el pasado abril, viajó hasta el norte de Irak. Allá por 2014, después de que los yihadistas hicieran un avance relámpago en la zona masacrando a cientos de yazidis en sus aldeas, conoció en un campo de refugiados del lugar a niña que tenía quemaduras aproximadamente en el 80% de su cuerpo. «No tenía ni nariz, ni oreja izquierda», explica.

La pequeña tenía ocho años y, aunque prefiere no desvelar su nombre, si ha contado sus desventuras. Según determina el doctor, fue capturada junto a sus hermanas después de aquel ataque. A partir de ese momento, todas ellas tuvieron que soportar como las violaban una y otra vez durante semanas antes de escapar de la zona. Así hasta que, una noche y durante un ataque de pánico, la menor decidió que era mejor autolesionarse que volver a sufrir a manos de sus carceleros.

Por ello, cogió un bidón de gasolina, se roció con él, y se prendió fuego. Quería, según determina el doctor, ser fea para que no la violasen de nuevo. Kizilhan, impactado, se llevó a a esa chica a su hospital por miedo a que no pudiera sobrevivir y, más de una docena de operaciones después y recibir 30 tipos de piel de donantes, logró salvarla. «Este es uno de los casos que siempre tengo en la mente. Nunca lo olvidaré», determina.

A su vez, agrega que el EI suele vender a las mujeres que han tomado como rehenes en sus ataques, la mayoría de las cuales han sido violadas en multitud de ocasiones. Y es que, como yazidis siguen una fe que es despreciada por ellos, lo que les lleva a sufrir de sus manos todo tipo de vejaciones. La mayoría suelen caer en la prostitución una vez que consiguen escapar pues, al perder todo, solo les queda eso o el suicido (algo a lo que también suelen recurrir).