Tramatizado

'The English': Malditas cajas

Casi todo lo que se dice en esta serie está en los silencios de los personajes, no en sus palabras

Emily Blunt protagoniza 'The English', en HBO: «No me gusta representar a la damisela en apuros»

Imagen de la serie 'The English' HBO Max
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Imagine que le dan un regalo. ¿Lo rechazaría sin abrirlo porque no le gusta la caja? Nadie en su sano juicio haría eso, ¿verdad? Mentira. A diario me encuentro personas que rechazan regalos por la caja en la que vienen. Sí, son esas personas que no ven ciertas series porque «no me gustan los wésterns » o «no soporto la ciencia ficción».

'The English' es un wéstern. Esa es la cajita en la que viene envuelta la serie. Una cajita que echará para atrás a mucho idiota superficial. Me alegro por ello. No está hecha la miel para la boca del asno. 'The English' es un regalo. Un regalo para los ojos, para los oídos, para la mente y especialmente para el alma. Lo es porque su tema transciende al género como sucede con todas las grandes historias.

El año es 1890. Lady Cornelia Locke (Emily Blunt), una aristócrata inglesa llega a Kansas con dos bolsas llenas de dinero en busca del hombre responsable de la muerte de su hijo. Allí encuentra a Eli Whipp (Chaske Spencer), un rastreador Pawnee retirado del ejército americano que sólo quiere llegar al norte y hacerse con unos cuantos acres de terreno para vivir una vida tranquila y alejado de la guerra. Expuesta la trama, ya podemos olvidarla. Es lo de menos .

Desde ese punto inicial asistiremos al viaje de esta extraña pareja . Un viaje físico del punto A al punto B, pero sobre todo un viaje metafísico de ambos. Un viaje a través de diálogos, a través de conversaciones bajo las estrellas. Por fin llegamos al tema de 'The English'. En sus conversaciones, Cornelia, Eli y en ocasiones algunos secundarios se preguntan: ¿existe el hogar? Si existe, ¿es un lugar físico o un estado mental? ¿No será el hogar nuestros seres queridos? O todavía mas paradójico, ¿no seremos cada uno nuestro propio hogar? Si es así, no existe la vuelta al hogar ni tampoco la huida porque siempre estuvimos y estaremos en él. Efectivamente, 'The English' es una serie filosófica. Y no hay mejor vehículo para la Filosofía que los diálogos, especialmente bajo ese cielo estrellado. El trabajo de Hugo Blick con los diálogos es prodigioso. Casi todo lo que se dice en esta serie está en los silencios de los personajes, no en sus palabras.

En el aspecto puramente técnico la fotografía es excepcional, la banda sonora y el tema principal se clavan en el corazón y elevan una historia en la que los arcos de personaje son arcos monumentales creados sin fisura, sin mortero, pura ingeniería de guión. Las pinceladas de horror descarnado que se nos presentan ocasionalmente, subliman por contraste cada delicada panorámica de las llanuras, cada campo de amapolas, cada cañón, cada cielo estrellado y cada amanecer al calor de la hoguera y el caballo.

Desde el dúo Blunt-Spencer hasta el personaje más insignificante pasando por todos y cada uno de los secundarios, el nivel artístico es espectacular como resultado de un guión muy pulido y en mi opinión una dirección casi perfecta de Blick. No me cabe la más mínima duda de la libertad que cada actor ha tenido para construir y experimentar con su personaje, para hacerlos suyos y darles vida. Especial mención para la sobrecogedora interpretación de Rafe Spall en el papel de David Melmont. Cuando un actor se divierte el éxito es inevitable. Si se divierten todos, el éxito es arrollador.

'The English' es una pequeña obra de arte en seis capítulos. Seis capítulos que recomiendo encarecidamente ver del tirón con la luz apagada y sin incordios para poder exprimir cada secuencia y cada diálogo hasta el tuétano.

Ah, que no se me olvide. Si es usted de esas personas que no ve wésterns le aviso de que en este también hay tiroteos, flechas, nativos americanos, colonos, ganado robado, forajidos y soldaditos vestidos de azul por doquier. Incluso un sheriff con poco apego a la Justicia y demasiado a las leyes. A ver si así consigo que no la vea, porque tengo el miedo de que si la ve nos la joda con los ojos.

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