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Un socio rico y desaliñado

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Dentro de la presunta trama de fraude a cientos de miles de inversores en sellos descubierta por Hacienda y la Fiscalía, Francisco Guijarro es, sin duda, el tipo más singular. En teoría, era casi el único proveedor de sellos de Afinsa, pese a no disponer de una oficina profesional para ello y operar mediante dos sociedades instrumentales puestas a nombre de su mujer y sus hijos.

En apariencia, es una persona poco cuidada, casi desaliñada, algo que llamó la atención de los investigadores desde un principio y que choca con el patrimonio multimillonario que se le ha intervenido. De esa guisa se presentó ayer en la Audiencia Nacional, con camisa a medio abrochar, pantalones vaqueros y barba de varios días, imagen que contrastaba con la de los directivos de Afinsa y Fórum Filatélico. No parecía ser un tipo que tiene cinco coches de lujo y un chalé en la zona residencial de La Moraleja, valorado en más de 4 millones de euros. Cuando le interrogaron por los 10 millones de euros en metálico encontrados en su domicilio dijo que eran fruto de «años de trabajo vendiendo sellos».