ANDALUCÍA

Ablandar la negociación

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Quienes conocen cómo se comportaba Roca en su despacho de Planeamiento recuerdan sobre todo una actitud que se repetía invariablemente.

A quienes acudían a reunirse con él, y muchos lo hicieron durante la última década para acordar convenios urbanísticos, les esperaba una larga sesión de aburrimiento en la antesala. No se trataba de una espera de minutos; muchas veces eran dos, tres y hasta cinco horas. Aún en las reuniones previamente citadas y con hora acordada.

La descortesía obedecía a una cuidada estrategia. El nombrado por Jesús Gil gerente de la empresa municipal Planeamiento 2000 y después asesor de Urbanismo había aprendido de su mentor que cuanto más esperara el interlocutor, más consciente sería de quién tenía el control de la situación. La costumbre de obligar a la espera como exhibición de poder, Gil la aplicaba religiosamente incluso en sus comparecencias ante la prensa.