Los jugadores del Ciudad Real Olafor Stefansson y David Davis intentan impedir el avance de Blazenko Lackovic, del Flensburg. /EFE
BALONMANO

El Ciudad Real y el Portland protagonizarán una final española en la Liga de Campeones

Portland San Antonio y Ciudad Real dirimirán la cuarta final española en la máxima competición continental del balonmano

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El BM Ciudad Real, que se ha clasificado por segunda vez consecutiva, se medirá en la final de la Liga de Campeones de balonmano al Portland San Antonio de la que saldrá un nuevo campeón español. Los manchegos han vencido al Flensburg alemán por 27-29 en la vuelta de las semifinales mientras los navarros se han deshecho del Veszprem húngaro por 32-29.

El Ciudad Real sabía que lo importante era salir a ganar también en Flensburg y no especular con los nueve goles de ventaja obtenidos en la ida (31-22). El cuadro español era consciente de que su rival iba a jugar sus bazas al principio para meter presión. Por eso, los ataques del Ciudad Real fueron prácticamente con el freno de mano puesto.

El Flensburg, no obstante, soñó con una milagrosa remontada al obtener en los primeros compases ventajas de hasta cuatro goles (7-3), pero los jugadores del Ciudad Real supieron aguantar este primer envite para que la eliminatoria no se les fuera de las manos. Por ello fueron paulatinamente enfriando las acciones de los alemanes y al público, que también quería jugar sus bazas desde la grada.

La defensa 6-0 agresiva del Flensburg había anulado al comienzo el lanzamiento exterior y la conexión con el pivote Rolando Uríos, pero la aparición de Julio Fis y Petar Metlicic resultó determinante para que al descanso se llegara con un ajustado 12-10 para los locales, con lo que la eliminatoria seguía clara para el Ciudad Real.

El conjunto de Dujshebaev apretó al inicio del segundo tiempo y, arropado en el acierto de Entrerríos y Davis, obtuvo un parcial de 0-4 que le situó por delante en el marcador (14-16) y el pase a la final quedó encarrilado, ya que además Sterbic se convirtió en un muro para el ataque teutón.

Al Flensburg le quedaba solamente intentar ganar este encuentro porque la eliminatoria la tenía más que perdida, pero el Ciudad Real no quiso permitírselo y con un juego fluido y hasta preciosista supo pasar a su segunda final consecutiva con dos victorias, como había pedido Dujshebaev.

El Portland se apunta a la final española

El Veszprem le puso muy difícil la tarea al Portland y la eliminatoria no se resolvió hasta los últimos minutos. Los navarros, pese a no jugar un gran partido, supieron sufrir y apelaron a la experiencia y al apoyo del público para superar momentos difíciles. Sólo Balic, que acabó jugando lesionado, parecía tener la llave para penetrar en la defensa húngara, aunque el Portland, muy blando en defensa e impreciso en ataque, permitió al Veszprem colocarse por delante (6-7, m.13).

Kasper en la portería tampoco respondió a las expectativas y los lanzamientos de Lazarov y Reinaldo Pérez tampoco encontraron oposición en el recién salido Svensson. Con un 8-10 en el marcador, una doble mixta sobre los mejores lanzadores húngaros permitió a los navarros recuperar el mando en el partido hasta llegar al descanso con dos goles a su favor (18-16) y la eliminatoria en el aire.

Tras el descanso, el Portland apretó en defensa y Kasper se entonó en la portería, mientras que Balic y Andorinho lideraron la remontada hasta llegar a disfrutar de una máxima ventaja de 6 tantos mediada la segunda mitad (28-22). Un tiempo muerto del técnico visitante metió de nuevo a los húngaros en el partido y, a pesar de acusar en ciertos momentos la presión ambiental y cierto bajón físico, no se vinieron abajo y llegaron a falta de cinco minutos a los 27 goles, lo que obligaba al Portland a ganar por tres goles de diferencia.

El nerviosismo planeó sobre la cancha, pero el Portland tiró de oficio y consiguió los goles suficientes para certificar su pase a la final, aunque acabó con la diferencia justa para remontar la desventaja cosechada en Hungría (32-29).