Manuel Contreras - PUNTADAS SIN HILO

Te espero en la bulla

Quedarnos en casa por miedo significa claudicar ante los enemigos y entregarles las llaves de nuestra libertad

Imagen de ambiente de la Feria de Abril de Sevilla JUAN FLORES

MANUEL CONTRERAS

Te espero allí, en la bulla. En la portada de la Feria la noche del alumbrado, en el arco de la Macarena la mañana del Viernes Santo, en los bares de la calle Tajo antes del partido del Betis, debajo del mosaico del Sánchez Pizjuán. Nos vemos en la calle Alcaicería en Cuaresma, en la Puerta del Príncipe antes de la corrida, en la calle Betis el día de la cucaña. En el Ikea un sábado por la tarde, en el Lipa con la litrona, en la verbena del barrio, en el Lope de Vega para el estreno de esa obra, en el Auditorio para ver al grupo de moda. Nos vemos allí porque es nuestra cultura: la calle es el templo pagano en el que los ciudadanos comulgamos en la ceremonia del esparcimiento. La bulla es la expresión de nuestra identidad, el espacio donde observamos y nos dejamos observar. Una red social inventada mucho antes de que Mark Zuckerberg ideara Facebook, que no es más que una compilación de los comentarios que se oyen en cualquier bulla callejera pero sin salir de casa. Te espero en el tumulto que prefieras, porque evitar la algarabía en la calle es renunciar al tuétano de nuestros huesos. Quedarnos en casa por miedo es claudicar ante los enemigos y entregarles las llaves de nuestra libertad.

Las medidas aprobadas por el Ayuntamiento y el Gobierno para prevenir posibles atentados terroristas son necesarias aunque supongan una cierta incomodidad para la convivencia. Las autoridades han actuado con rapidez y solvencia y han acometido en tiempo récord las reformas precisas, que cuentan con apoyo unánime, incluso para aquellas decisiones que no se atrevían a realizar desde hacía tiempo y que han colado en el lote aprovechando la coyuntura de respaldo social. Pero al terrorismo no se le gana sólo con maceteros y demás medidas de prevención, sino demostrando que sus ataques no alteran nuestros usos y costumbres. No se trata de no tener miedo, el miedo es natural. Claro que tenemos miedo, yo estoy cagaíto , te confieso. Pero la finalidad del terrorismo es destruir el orden establecido mediante el pánico; ya que no podemos evitar tener miedo, hay que esforzarse en mantener nuestro concepto de vida. Por eso te espero en la bulla, aunque miremos alrededor más que de costumbre.

La guerra contra el terrorismo la libramos todos, no sólo nuestras fuerzas de seguridad. El campo de batalla no es un desierto lejano, sino las calles de nuestro barrio. Ellos no pretenden eliminar a nuestro ejército, sino a nuestra cultura. Así que, nos guste o no, somos nosotros los que estamos inmersos en este guirigay. Si nos quedamos en casa y renunciamos a vivir la calle como siempre hemos hecho significa que ellos van ganando. Vamos a disfrutar de una buena bulla con sus codazos y pisotones. Los sabemos desde niños: sentirnos aprisionados por el gentío es nuestra forma de vivir la libertad. Así ha sido siempre y así debe seguir siendo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación