PÁSALO
Abracadabra
Los que nos toca en el roscón es lo que no aparece por Sevilla en dos décadas largas
EN una reciente entrevista en la Ser, el alcalde de la ciudad, tan necesitado como Sevilla de proyectos de liderazgos, ha dejado claro que tanto la Junta como el Ayuntamiento están en condiciones de afrontar la línea 3 de metro. Ese tramo de línea de vocación vertical que uniría el Prado con Pino Montano y que Sevilla necesita a gritos. En realidad necesitamos a gritos grandes inversiones en obras públicas que, desde que le echaron el cierre a la Expo, hemos estado viviendo de aquellas inolvidables rentas. Desde entonces acá no hemos salido de una triste y tacaña derrama presupuestaria, sobre todo con las que deberían ser apechadas por el Estado y la Junta. En ninguna de ambas superestructuras tiene suerte esta ciudad que, siendo capital de Andalucía, recibe un maltrato de cenicienta a la hora de recibir alegrías inversoras. Según Juan Espadas, más allá de las necesidades de ideas fuerzas y estandartes vistosos para el tramo final de su mandato, el Ayuntamiento sevillano tiene capacidad para asumir ese reto, pese a que en los presupuestos no aparezca nada, como si hubiese estado consignado con tinta simpática. No es mentira que, según los datos que maneja la Autoridad independiente de la responsabilidad financiera, uno de los municipios más saneados de España es el nuestro. Por lo que, en consecuencia, debemos creer que panoja hay en la buchaca municipal para lidiar con ese tramo de la línea 3. Que la Junta tenga también los mismos deseos y comparta la misma voluntad municipal es ya otra cosa diferente…
Y eso que la Junta necesita marcarse un detalle con la capital. A la que tiene murria y aburrida porque gobernar Andalucía contra Sevilla produce beneficios electorales. O simpatías políticas en las tierras del agravio. Pero se tiene que retratar con la capital, hacerse un selfie con la presidenta con un casco de obra en el Prado rodeada de barandas y técnicos con planos en las manos en una foto que indique que las obras van a comenzar. Pero de verdad. No como una pirotecnia de fuegos artificiales en domingo final de Feria. De verdad. Hay capitales andaluzas donde el metro sigue avanzando sin tener la urgencia de conexiones en su área metropolitana como las tiene Sevilla. Y eso se consigue porque al frente de sus municipalidades hay gente que empuja, presiona, negocia y habla. Sin tapujos. Habla sin tapujos a una ciudadanía que es, finalmente, con su capacidad de respuesta, la que hace que los proyectos avancen o se estanquen. Por eso hay capitales que, no necesitando más tramos que Sevilla, los ve hecho realidad. A mí me gustaría que Espadas, que tanto apoyo brindó al eje con Málaga y su apoyo al aeropuerto malagueño, obtuviera ahora el respaldo de sus «socios» regionales, los mismos a los que apoyó en su día para romper un clímax de antipatía y tensiones surgidas del merdelloneo político.
¿Y el Estado? ¿Está en condiciones de acordarse de Sevilla, concretamente de la línea 3 de metro? El ministro de Cultura ha estado recientemente visitando el museo arqueológico y ha declarado la voluntad del gobierno de tenerlo reformado, según un proyecto de Vázquez Consuegra atendido a la baja, en cinco años. Imagino que con una economía que crece al tres por ciento, con el anuncio más que repetido de final de la crisis, con unas obras públicas de rondas y túneles a ritmo de paso carreta, Madrid como San Telmo, tienen pendiente con la ciudad una serie de inversiones inaplazables. Una de ellas es esta del tramo de la línea 3 de Metro. Cercano los Reyes Magos, que en política no son los padres sino los padrinos que hacen los presupuestos, yo les escribiría que afinaran el abracadabra presupuestario, para que la capital andaluza recibiera lo que le toca. Y lo que le toca en el roscón es lo que llevamos buscando desde hace dos décadas largas… sin que aparezca por ningún lado.
