opinión

Domingo de SailGp

Dieron las cuatro de la tarde y dieron el pistoletazo de salida de la carrera junto a un bullicioso y alegre paseo de Santa Bárbara, donde fue una pasada ver, de primera mano, a los barcos competir

Patricia Gallardo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

No hay cosa más agradable que pasear por Cádiz un domingo con buen tiempo. Pero si además coincide con algún evento, mucho mejor. Pero si ese evento, además, es un evento internacional de alto 'standing' como es la SailGP, ya es una maravilla.

Me bajé del cercanías a la diez y media de la mañana y ya se notaba el ambiente festivo, mucho extranjero con ropa 'sport', pero de marca, algo así como cuando Brad Pitt va 'casual' y parece que está recién levantado de la cama, pero su atuendo vale de mil quinientos euros para arriba. Se notaba que estábamos viviendo la Fórmula 1 del mar.

Para mi vergüenza, tuve que hacer una parada en el kiosco de información, ya sabéis una viñera que tenga que pedir un folleto de las actividades de Cádiz…. En fin, que no tenía ni idea de los horarios, y tampoco iba a estar dando vueltas como gallina sin cabeza.

Una vez comprobado que tenía que hacer un poco de tiempo, me dirigí al paseo de Santa Bárbara para ver los tinglados, no sin antes pasarme por el espacio ECCO, donde disfruté de las exposiciones de Costus, la de Rosa Muñoz 'El enigma de la realidad' y la del 'V centenario de la vuelta al mundo de Elcano', todas impactantes en su estilo.

Cuando salí del edificio, el paseo de Santa Bárbara empezaba a tener vidilla, las carreras no comenzaban hasta las cuatro, pero ya había gente por allí pululando. Aproveché para participar en el simulador de realidad virtual de motos acuáticas localizado en el 'stand' de Diputación de Cádiz, culminando así con la ilusión juvenil que tenía de montarme en una moto de tales características, y confirmando lo que ya sabía, a pesar de ser una especie de videojuego, que iba a encallar varias veces en la playa y que por lo tanto fue buena idea no usarlas en las de «verdad, verdadera».

Cuando me bajé de la malograda moto, eso sí con una gran sonrisa en el rostro, lo suyo hubiera sido coger sitio junto a la balaustrada para ver las carreras en primera línea, pero para ello, como decía mi marido, habría que haber ido más preparados, si no con bocadillos, al menos con la neverita portátil. Que sí, que sí, que había unas cuantas 'food truck' maravillosas y en las que todo olía divinamente. Pero, sin neverita no hay esencia gaditana, ¿o habéis visto alguna food truck en la cola del Falla? Además mi objetivo de ese día, no era solo las carreras, sino pasarme por la plaza de San Juan de Dios para ver actuar a dos grandes amigos míos, si no familia: el cantaor Raúl Gálvez y la bailaora Oliva Cordero, quienes cuando actúan juntos quitan 'to el sentío'. Pero si además les acompañan a las palmas (y al baile también) Charo Jarén y a la guitarra Joaquín Linera Cortés 'El niño de la Leo' apaga y vámonos, la palabra embrujo se queda corto con ellos.

Después de dejarme los pelos como escarpias, me dirigí a La Viña por el camino largo para seguir un rato a la batucada que amenizaba las calles a golpes de rítmicos de tambores. Ya en la plaza Pinto, pude disfrutar de la última caballa de la temporada en el bar de mis queridos hermanos Saborido y su madre, a la que también quiero con locura, Loli.

Así pues, aproveché mejor el tiempo haciendo cositas que esperar junto a la balaustrada «a verlas venir». Hasta que por fin dieron las cuatro de la tarde y dieron el pistoletazo de salida de la carrera junto a un bullicioso y alegre paseo de Santa Bárbara, donde fue una pasada ver, de primera mano, a los barcos competir. Así que ya sabéis, no hay cosa más agradable que pasear un domingo por Cádiz.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación