Toque de atención crucerista

Empieza a cundir la sensación, entre los profesionales del sector, de que la ciudad de Cádiz no da al sector de los cruceros la importancia que tiene. A pesar de su considerable auge de los últimos años, a pesar de convertirse en la mejor noticia turística y portuaria para la ciudad en varias décadas, parece que este fenómeno se da por descontado, como si se produjera de forma automática y ha dejado de cuidarse como merece, como necesita.

Es verdad que han sido muchas páginas las dedicadas a contar cuántos buques atracan en los muelles de la ciudad, cuántos viajeros van a bajarse del barco para conocer la capital o la provincia, a desgranar las ventajas y bondades de un negocio en alza, a fotografiar al turista que deambula por la calle Pelota hasta la Catedral.

Pero a esa resonancia no le acompañan, de unos meses a esta parte, las medidas necesarias para que ese desembarco permanente y de crecimiento asombroso se mantenga en el tiempo.

Los expertos del sector aseguran que empieza a abandonarse el cuidado por los detalles, por la promoción, por la información al que llega. El resultado es que, por primera vez en muchos años, el número de escalas deja de crecer, se estanca. Todos dicen querer un puerto más adaptado a las necesidades de los turistas que desembarcan pero pocos, más allá de las consignatarias y empresas implicadas, se ponen manos a la obra. Hay mucha gente esforzándose por mejorar la oferta de Cádiz, por situarla en los catálogos turísticos de todo el mundo, pero falta un respaldo institucional unánime que dé soporte a ese trabajo.

Las navieras piden que se presenten ofertas novedosas y actualizadas pero también quieren que la ciudad trabaje de forma coordinada para que lo que se encuentran los cruceristas siga dándoles motivos para desembarcar, para volver, para decirles a otros que pasen por esta pequeña ciudad del Sur de España. Las instituciones locales pueden hacer más para respaldar la tarea de la APBC y de algunos empresarios antes de que los números empiecen a ser peores. Es el momento de trabajar para que las buenas cifras regresen, es el momento de pelear de veras, todos a una, por por la única entrada de dinero sin subvenciones que llega a Cádiz.