Carmen Moreno - ARTÍCULO

Poesía es feisbú

Que la poesía fue cosa de una élite pensante, sentimental e intelectual es agua pasada

Carmen Moreno
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Que la poesía fue cosa de una élite pensante, sentimental e intelectual es agua pasada. Que la música era la que rompía la pana entre la plebe, el pueblo mundano, el que no tenía ni idea de leer y escribir, el que veía un libro cuando un fraile olvidaba el misal en algún púlpito desvencijado, es un anacronismo.

Lo cierto es que, desde que Lorca montó aquel experimento moderno y vanguardista que llamó La Barraca, tomó a unos actores y se fue pueblo a pueblo, esos pueblos catetos y oscuros, a llevar el teatro y la poesía, a bajarlos de la nube y ayudarles a tomar suelo y corporeidad entre los terrestres, la poesía ha ido experimentando cambios sustanciales en su forma de ser contada y transmitida.

El nuevo invento es un sub-invento de esa plataforma en la que muchos nos hallamos y perdemos, a ratos, nuestro tiempo: la poesía 2.0. Los poetas 2.0 se caracterizan por haber convertido el género en algo directo, fácil y convencional, alejándolo de las librerías y acercándolo a las grandes plataformas multimedia. Son poetas forjados en la música que poco tienen que ver con el concepto de poético de finales del XX y mucho con todo el entramado mediático de los músicos, los conciertos o el cine.

Uno de esos nuevos poetas se llama José María Garrido, es madrileño y tiene, a día de hoy (cada día le entran unos 5.000 seguidores nuevos), 1.500.000 seguidores. Ahí es nada, y ha vendido en un mes la friolera de más de 15.000 ejemplares de su libro ‘Acompáñame a estar solo’. ¿Dónde radica la fuerza de una poesía que muchos denuestan y las chicas jóvenes aman? La clave me la dio Felipe Benítez Reyes en un desayuno: son los Bécquer que nosotros vivimos.

Y creo que tiene razón. Garrido habla del amor, como Bécquer, con una fórmula sencilla, que no simple, y sin demasiadas florituras. Mira a sus lectoras (el 95% de sus seguidores son mujeres) y les susurra al oído. Lo que caracteriza al poeta madrileño es que intenta no repetirse, que busca nuevas fórmulas y reconduce los versos para, hablando de lo mismo, no decir lo de siempre. Pero, lo que más llama la atención es ese más de un millón de seguidores, lectores fieles que le dan a «me gusta» y a «compartir» como si estuvieran rezando a la virgen del Carmen: con devoción.

Garrido es el ejemplo de que la poesía ha mutado, se ha hecho fuerte y ha evolucionado. El ejemplo de la magnífica salud de la que goza un género que fue minoritario.

Mientras muchos nos preguntábamos: «¿Qué es poesía?»; llegaron poetas como Garrido con su gancho de derecha y nos dijo: «Poesía es feisbú». Y no tuvimos más remedio que asentir.

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