La penúltima oportunidad

La foto en la que salían retratados el pasado miércoles todos los representantes de las –digamos– fuerzas vivas de la Bahía de Cádiz, tiene dos trayectorias. Como aquella cornada mortal de Paquirri, si se me permite la comparación. Una es la vida y la otra la muerte. Políticamente hablando. La vida si de verdad todos los retratados son capaces de ponerse de acuerdo más allá de sus respectivos colores. Azules, rojos, morados, todos juntos por el bien de la provincia que dicen defender. La excusa esta vez es la conmemoración del tercer centenario del traslado a Cádiz de la Casa de Contratación. Una efeméride importante sin duda para la ciudad, que contribuyó a su prosperidad. Y que a día de hoy debe ser el clavo al que agarrarnos para seguir teniendo fe en una clase política que se ha ganado a pulso su descrédito.

Si son capaces de hacerlo bien, de ‘vender’ y proyectar Cádiz hacia el exterior con una imagen que vaya más allá de la que transmiten los programas de La Sexta con la inestimable colaboración de ya saben quién, todos ganaremos. Extraña ver a los alcaldes de Cádiz y Puerto Real en dicha foto. Ellos, tan anticapitalistas conmemorando los orígenes del libre comercio. Ellos, tan preocupados de los niños famélicos y dándose autobombo a costa de denunciar el autobombo de los demás, de pronto han descubierto que la comunicación, la proyección al exterior, el contar tus bondades y no solo tus miserias es rentable. Es efectivo. Siempre tiene un retorno si se hace bien. Alabado sea Fermín Salvochea si por fin se han dado cuenta.

Sin embargo, hay otra posible trayectoria en esta historia. Que es la de la muerte definitiva. La posibilidad de que todo quede en esa foto. Que, una vez más, no sean capaces de ir de la mano. Que hoy mismo, o mañana, vuelvan a tirarse los trastos a la cabeza pensando única y exclusivamente en sus beneficios políticos. Puede que el PP no ponga demasiado interés en sacar adelante una celebración cuyos méritos se va a llevar la Diputación. Puede que el PSOE se centre exclusivamente en poner paños calientes a la vergonzante trama de corrupción que va a sentar en el banquillo a sus dos grandes líderes de las últimas décadas, con quien todos ellos han posado tan sorientes tantas veces. Puede que Podemos no quiera que Cádiz prospere, pues si se acaba el discurso de la pobreza, ¿qué pintan ellos? Se han autoproclamado salvadores de la gente y nunca van a renunciar al discurso que les está llevando al poder.

El tiempo dirá hacia donde vira la conmemoración del Tricentenario de la Casa de Contratación. Ojalá sea la base para que todos vayan de la mano. Para que cuando se hable de esta provincia en otros lugares no sea sólo para dar pena.