Yanitos

Hace casi cuarenta años un naufragio me arrojó a las costas de Cádiz, así prefiero contarlo, eludiendo los aburridos pormenores de un traslado profesional

Hace casi cuarenta años un naufragio me arrojó a las costas de Cádiz, así prefiero contarlo, eludiendo los aburridos pormenores de un traslado profesional. En un encuentro con amigos antes del inicio de la peripecia, -del griego, cambio súbito de la fortuna-, se ... comentaron algunas singularidades del litoral gaditano, en particular la existencia de tres fronteras: “Britain in the sun” en Gibraltar, Marruecos al otro lado del estrecho y el poder militar USA en Rota; con evidentes matices, pues la base americana supone una lacra indeseable, sin embargo, la Andalucía británica y el oriente más próximo sí representan un indiscutible atractivo. Entonces llegar a Gibraltar no era tan fácil, pues la verja española permanecía cerrada frente a la desesperación de yanitos y andaluces, de manera que era preciso acceder a través de Tánger. Tan desafortunada medida se adoptó en 1969 poco después del referéndum, a través del cual un 95% de los ciudadanos de Gibraltar votaron a favor de seguir vinculados al Reino Unido. La decisión del gobierno español no solo privó a parte del territorio andaluz de uno de sus enclaves más sugestivos, sino que arrojó al desempleo a muchos trabajadores y segregó diversas familias. La madre de una amiga me contó cómo desde su casa en Algeciras podía ver la de sus familiares en Gibraltar, sin embargo, ni siquiera resultaba viable hablar con ellos por teléfono; cuando su padre enfermó, no pudo llegar a tiempo para visitarle aún vivo tras un largo viaje con escala a Lisboa.

Desde su diversidad cultural, los yanitos se identifican por la dualidad entre su mentalidad andaluza y un sentimiento de pertenencia al mundo británico. Por eso se dice que toman las tostadas untadas por ambos lados; desean una frontera abierta que no eluda la línea que les hace diferentes. Gibraltar pertenece al Reino Unido desde que así se dispuso en el tratado de Utrecht de 1713, y tras un siglo XVIII convulso, con enfrentamientos entre los ejércitos de ambos reinos, se abrió un siglo XIX caracterizado por relaciones fluidas y amables, durante el cual la colonia británica representa un foco de centralidad y riqueza en medio de una zona muy deprimida, sobre la que penetran múltiples relaciones culturales y comerciales. Parte de las mismas se recogen en el libro de Ana Aranda “La arquitectura inglesa en el Campo de Gibraltar” Diputación de Cádiz 2007.

Tras la ocupación inglesa del Peñón , muchos de sus habitantes se quedaron y otros terminaron por regresar. Ya en el siglo XIX, a la población andaluza se suman migraciones de Génova y de Malta, a estos colectivos se añaden catalanes, judíos e indios, y por supuesto los británicos que son minoría; rico mosaico cultural que también se reconoce en las arquitecturas de la ciudad, desde las carpinterías italianas a las rejerías judías, ceñidas por el recinto amurallado que se conserva completo en piedra caliza blanca procedente de la propia Roca. Su Puerta de Tierra es de origen árabe, reconstruida por los castellanos entre 1543 y 1572, fue de nuevo recompuesta por los británicos en 1729. Fabián Picardo, primer ministro del Peñón, afronta junto a sus conciudadanos las imprevisibles consecuencias del Brexit. Con todo, andaluces y yanitos desean la preservación de las cualidades diferenciales de Gibraltar en el marco de unas estrechas relaciones con la comarca en la que se inserta. Para entender este pueblo y sus relaciones resulta imprescindible el libro de Juan José Téllez, “Yanitos”, Centro de estudios Andaluces, Sevilla 2014.

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