El Gobierno local sufre otro bloqueo

Empieza a resultar asombrosa la capacidad del equipo de Gobierno de Cádiz para tropezar una y otra vez en la misma piedra, para caer en la inactividad y el fracaso en la gestión. Siempre por el mismo error: la falta de diálogo, de cintura y de información. Presenta las propuestas como hechos consumados a sabiendas de que carece de la mayoría suficiente para consumarlos sin la colaboración de, al menos, los cinco ediles socialistas de la oposición. Esta vez, la falta de diálogo entre los partidos que forman el Pleno del Ayuntamiento de Cádiz afecta directamente a la economía local, a los ingresos de la administración municipal y al bolsillo de los que viven en la ciudad. El desacuerdo afecta al más conocido y voluminoso impuesto que paga la mayoría de los vecinos al cabo del año: el de bienes inmuebles.

Se trata del conocido IBI.

El gobierno de Podemos proponía subir este impuesto para destinar, dice, el incremento a «servicios sociales». Sin embargo, se encontró con la negativa unánime de todos los demás grupos, de todos los concejales, sin excepción. Hasta los dos socios de gobierno, los de Ganemos, frenaron la propuesta en la Comisión de Hacienda propia aunque por un pequeño defecto de forma. Todos se abstuvieron, lo que en la práctica supone paralizar una decisión trascendente como pocas para la economía de muchas familias gaditanas. Todos los partidos han echado en cara al Gobierno local que hizo la promesa electoral de reducir los impuestos. Ahora, los pretende subir cuando no lleva ni medio año con el bastón de mando, cuando esa campaña para ganar votos está aún tan reciente. El concejal de Hacienda, David Navarro, lo admite, pero lo justifica con el destino: el dinero irá a parar a los más desfavorecidos. Es el argumento omnipresente de un equipo de Gobierno que no dialoga.