Una fecha que merece la pena

En el imaginario colectivo, alimentado por la conmemoración reciente, el 19 de marzo de 1812 pasa por ser la gran fecha de Cádiz. Es la proclamación de la Constitución, primera de España y una de las más precoces en el mundo, precursora de las independencias en América. Es un momento de protagonismo máximo que parece capaz de ocultar y eclipsar cualquier otra página de la rica historia de Cádiz, casi trimilenaria por apenas 300 años. Hay motivos para justificar ese protagonismo de La Pepa pero también hay muchos argumentos para poner otra fecha, el 12 de mayo de 1717. Está casi a su altura o apenas unos escalones por debajo. Ese día, del que se cumplirán 300 años en la próxima primavera, el rey Felipe V firmaba el decreto por el que la Casa de Contratación de Indias se trasladaba de Sevilla a Cádiz.

Esa decisión convirtió al puerto gaditano, a la ciudad y la comarca que lo rodeaban, en un epicentro en el comercio mundial. Pocas conexiones tan privilegiadas, por entonces, como la de la joven América, exultante y riquísima, con la Europa llena de ideas y proyectos.

Cádiz se convirtió en la ventanilla y el hangar, en la oficina y el punto de control de esa corriente gigantesca. A partir de esa fecha, comenzó la mayor etapa de prosperidad y cosmopolitismo que haya vivido Cádiz. Buena parte de su mestizaje con otras regiones españolas y europeas, su esplendor de ida y vuelta, comenzó en ese momento y se prolongó casi un siglo. Cádiz, antes de ser la capital de las ideas, del liberalismo, fue capital del comercio. Sin la Casa de Contratación, Cádiz no hubiera adquirido el espíritu culto e internacional del que presume, ya con menos base, hasta nuestros días.

El Bicentenario de la Constitución recordó un momento crucial, pero efímero. El Tricentenario de la Casa de Contratación marca el inicio de una etapa mucho más duradera y trascendente pero que cuesta más fijar a un día de un año concreto. Con todas las diferencias, la fecha, la época, los acontecimientos merecen que la ciudadanía se implique para poner en marcha un programa que, con más o menos fastos, recuerde a los nuevos gaditanos su rico pasado.