Cumbre en la sima

«A los independentistas se les combate con la Constitución y la Ley»

La construcción de una expresión con dos conceptos de significados opuestos, la denominamos «contradictio in terminis» u oximorón. El sentido literal del término es opuesto o absurdo. Para desgracia de todos los españoles de bien, representa la construcción mental del Presidente del Gobierno. Pero, no sólo presenta una importante disfunción mental con importantes consecuencias intelectuales, sino que, además, ello es aderezado con la traición del que antepone sus intereses a los generales de la Nación. Sólo algunas voces en su partido, narran el desastre desde hace escasamente una semana. Lambán llama «pusilánime» a Sánchez y dice: «al separatismo se le combate no pactando». «A los independentistas se les combate con la Constitución y la Ley». Con una tasa de participación cercana al 70%, por encima de la media nacional, en Cataluña el «sí» ganó con el 91,09% de los votos emitidos. Hoy, los resultados de las últimas elecciones describen lo siguiente: 2.701.870 catalanes sobre 2.986.700 votaron sí a la Constitución, mientras que 1.966.508 sobre 4.092.349 lo han hecho a las dos candidaturas independentistas. También habló estos días Emiliano García-Page, manifestando que «en torno a Cataluña, todo dentro de la Constitución y nada fuera de Constitución» y que «con esos márgenes son con los que hay que moverse».

Es posible que Lamba y García Page digan la verdad. La «lengua de las bestias» como llama al español el «catanazi» Torra, es perfecto y además la segunda lengua más hablada en el mundo. El presidente de la Generalidad ha ofendido a un tercio de todo el orbe, incluyéndose el mismo, que también lo habla. Por eso en el ranking de Cipolla ocupa una posición estelar. Tanto, que le pide al Presidente del Gobierno que también sea valiente. O sea, semejante mamarracho se erige en «valiente», tan valiente que les dijo a los CDR «apretad» y que dio orden a los Mossos, de no intervenir en los penúltimos incidentes de terrorismo callejero de los aguerridos comandos donde militan sus familiares. Pero, de lo que los mandamases catalanes no tienen autoridad moral es para hablar de valentía. Son tan cobardes como los CDR, los Escamots y los Banderas Negras, todos ellos de corte totalitario y filofascistas. La proverbial cobardía independentista catalana quedó plasmada para los anales de la Historia de España, con la proclamación de la República durante 10 segundos el pasado 27 de octubre de 2017. Momento tras el que el entonces Presidente de la Generalitat salió huyendo de España, cobardeando en tablas, como los mansos que en ocasiones pisaron el albero de la Monumental de Barcelona. Y a todo esto, se une el gran traidor, el inefable ZP. Manifestó el otro día que los prófugos y los encarcelados y demás procesados «no son golpistas». Y ello lo expone con el argumento de que Sánchez tiene que dialogar con el ‘golpista’ Torra, de igual forma que él dialoga con el narco-dictador Maduro o con el etarra Otegui. De ahí que sólo falta que haga escala ‘técnica’ antes de acometer su enésimo viaje a Venezuela a despreciar a la oposición democrática y se reúna en Waterloo con Puigdemont y de regreso de la otra dictadura caribeña, la cubana que tanto gusta a la progresía española, haciendo otra parada aeroportuaria, en este caso en el «flamante» aeropuerto Josep Tarradellas, para encontrarse con el alcaide de Estremeras Junqueras.

El comunicado que puso fin a la estancia en la ciudad condal del Presiente «cum fraude», también conocido como doctor plagio, o falconeti, por su afición al falcón presidencial, aunque lo apode ahora presidente libélula. Su afición por todo lo que vuele le vuelve loco. ZP era un buen ejemplo de aficionado al baloncesto y supongo que también del Estudiante. Sí los seguidores se autodenominan así, los que sienten en su sangre los ánimos de esa afición para meterla hasta el corvejón de la canasta, deben estar directamente para el psiquiátrico. Y ahí reside nuestro problema, que nos va a volver locos el Presidente libélula a todos los españoles. Sólo me consuela que el comunicado emitido después del acto de cobardía e indignidad hecho en Barcelona, donde se podría haber sintetizado como el respeto a la Constitución y a la Ley, principio básico de los estados liberales y democráticos de Derecho, y no haberse bajado los pantalones, porque se le puede resfriar el «culete”, quizás mañana subido a un helicóptero, haciendo de presidente libélula una vez más, se desdice y por una vez en su vida actúa con sensatez, exigiendo cumplir el mandato constitucional, al que se debe por encima de todo, lo que exigirá aplicar sin paliativos el artículo 155. Es lo que haría alguien en su sano juicio, alguien digno, que, siendo presidente de España, la quiera por encima de todo.

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