Felicidad Rodríguez

Cuestión de física

Podemos estar tomando un café con unos amigos en Cádiz y, al mismo tiempo, hablando con otros que estén, por ejemplo, observándonos desde Cádiz City, la de USA

Felicidad Rodríguez
CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Las ciencias avanzan que es un gusto y, a veces, amenazan con destruir nuestras, aparentemente lógicas, presunciones. Ahí están los experimentos en la más científica de ellas. Resulta que según las leyes de la física cuántica, que además se cumplen, las partículas muy pequeñas pueden estar en dos lugares distintos al mismo tiempo o, incluso, moverse simultáneamente hacia una dirección y hacia la contraria. Si eso es cierto para las minipartículas, ¿por qué no podría ser también así para objetos más grandes o, puestos ya, para seres vivos más o menos complejos? Y ahí están los investigadores explorando los límites en los que rigen esas leyes de la mecánica cuántica y, de paso, intentando resolver la paradoja del gato de Schrödinger, según la cual, el animal, tras un tiempo encerrado, estará al mismo tiempo vivo y muerto.

Todo un reto el de buscar esos límites con la física clásica pero, de entrada, esas investigaciones consiguen que nos planteemos dudas sobre principios que hasta ahora dábamos por incontestables.

A saber, todas esas afirmaciones de las que nuestro refranero es tan rico. Por ejemplo, que no se puede estar en misa y repicando; que es imposible nadar y guardar la ropa; que soplar y sorber, no puede ser; que no se puede dormir y guardar la era o que no se puede servir a dos señores a un tiempo y tener a los dos contentos. Realmente sería triste que esos experimentos tan concienzudos pudieran, en algún momento, tirar por tierra esa vieja sabiduría popular que los refranes nos trasladan de manera tan magnífica. En fin, ya veremos. Si bien, puestos a reflexionar sobre el asunto, tendremos que reconocer que existen indicios, más o menos relevantes, de que efectivamente, al menos en ocasiones, no está tan claro que no se pueda estar al mismo tiempo en sitios diferentes o hacer, simultáneamente, una cosa y la contraria.

De hecho, podemos estar tomando un café con unos amigos en Cádiz y, al mismo tiempo, hablando con otros que estén, por ejemplo, observándonos desde Cádiz City, la de USA. O la multilocación de los niños; porque es imposible que cumplan con todas sus actividades extraescolares si no es porque están, permanentemente, en estado de multifunción. Y no digamos de esas mujeres, profesionales y amas de casa que, en 24 horas, consiguen lo que a los demás mortales nos cuesta 48; algo imposible si no pudieran estar en todo, y en todo sitio, al mismo tiempo. Y así, muchos otros ejemplos de que ser, estar o hacer algo no es en absoluto incompatible con ser, estar o hacer lo contrario. La política no es una excepción. Así ocurre con las encuestas o con los resultados electorales que, digan lo que digan o resulte lo que resulte, nunca son malos para nadie. O con los pactos, que digan lo que digan los programas, igual da hacerlos con Ciudadanos que con Podemos. Cierto que estos ejemplos están lejos de ser expresión completa de aquellas leyes cuánticas. Pero que pudieran cumplirse totalmente sería estupendo. Así nuestro alcalde podría asistir a los plenos y, al mismo tiempo, entregar los Premios Cortes de Cádiz o acudir a encuentros con alcaldes de su partido; o podría compaginar su devoción personal como penitente con la representación institucional que le corresponde por su cargo.

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