Opinión

Un cambio de estrategia

Hace unos días, leía en la prensa que el numero de violaciones se ha disparado en Andalucía un 35% en lo que va de año

Hace unos días, leía en la prensa que el numero de violaciones se ha disparado en Andalucía un 35% en lo que va de año. Este dato, junto con el del aumento de los maltratos en las parejas de jóvenes, me parece que es para echarse a temblar. Y mi pregunta en este sentido es: ¿Qué se está haciendo mal?

Nos encontramos en un momento en el que el maltrato hacia la mujer se está visualizando constantemente. Es decir, hoy en día no es algo que se quede callado sino que aumentan las denuncias y, por ende, las campañas para intentar erradicar dicha lacra. Sin embargo, en lugar de ir a menos, nos encontramos con el aumento de los casos. Parece como si el efecto generado por tanta información fuera el contrario al deseado. En lugar de acabarse con esa pandemia machista vemos con horror como el numero aumenta con la consiguiente alarma social que dichos actos conlleva. Ante esto siempre me planteo lo mismo: ¿Nos estamos equivocando a la hora de lanzar el mensaje entre los más jóvenes? ¿Hay algún factor que no se llegue a controlar? ¿Se están dirigiendo correctamente las campañas? Es hora de replantearse por las instituciones publicas y por las privadas por que no funcionan esos mensajes. Creo, y no me equivoco, que la mayoría de la juventud cada vez tiene menos valores éticos, es algo que por desgracia día tras día vamos sufriendo. Hoy podemos ver como hay un absoluto desprecio hacia la vida e integridad física del semejante, llegándose a episodios tan desafortunados como el de la agresión en la Punta de San Felipe o palizas en grupo con las que constantemente nos inundan los telediarios. En ese contexto muchos jóvenes se ven influenciados hoy en día por los mensajes que les llega desde sus artistas favoritos, en este caso me refiero al reggaeton.

Lejos de intentar criminalizar esa corriente musical, si a ese tipo de canciones se les puede llamar música, si es cierto que nos encontramos con letras en las que la mujer no sale bien parada. El caso del afamado Maluma, ídolo entre las juventudes, es un ejemplo. Y es que tiene letras como «estoy enamorado de cuatro babies. Siempre me dan lo que quiero, chingan cuando yo les digo, ninguna me pone pero», no dejan en buen lugar a la mujer. En esos versos se cosifica la figura femenina, sirviendo únicamente de entretenimiento para el hombre, el cual pude hacer y disponer de ella a su antojo. Y este podemos decir que es uno de los cantantes más ‘light’ que podemos oír en esa corriente ‘musical’.

Lo que está claro, es que al ‘enemigo’ lo tenemos en casa, con vía libre para acceder a nuestros jóvenes, a los que les entra por el oído sin darse cuenta del mensaje subliminal que va creando en sus cerebros. Mensaje éste que en unos no cuaja pero que, por lo que se está viendo, en muchos otros sí termina por enraizar, teniendo como consecuencia el que a la mujer se le vea como un simple objeto del cual se puede abusar o golpear.

Con todo esto, quizás lo que ocurre es que entre nuestros jóvenes cala más el mensaje que se escucha un sábado por la noche en el bar de moda o en la radio musical de turno, que las campañas que desde los organismos e instituciones se lanzan para erradicar esta lacra que hoy en día sufrimos y que por desgracia va en aumento.

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