SIN ACRITUD

Buenos vientos para la Bahía

Zona Franca por fin se ha quitado de encima la losa de Quality Food; toca ahora mirar hacia adelante

Hubo un tiempo en el que el 'caso Quality Food' se llevaba todos los titulares de la actualidad gaditana. Mucho tiempo. Tanto que por entonces no existían siquiera las ediciones digitales de los periódicos. Todo era en papel. El pleistoceno, casi. El siglo pasado, prácticamente. ... Un litigio, un marrón, que se han 'comido' todos y cada uno de los responsables de la Zona Franca en todo este tiempo. Desde Miguel Osuna -acusado judicialmente y posteriormente absuelto-, o José de Mier, Jorge Ramos, Alfonso Pozuelo, Victoria Rodríguez o el actual Fran González. Y que ha afectado de un modo u otro a alcaldes y concejales de la ciudad al formar parte de la estructura organizativa. Para todos ha sido un verdadero dolor de cabeza, un grano en salva sea la parte que se eternizaba en los juzgados y cuya sombra siempre planeaba sobre la Zona Franca. Esta semana, por fin, se ha resuelto. Y lo ha hecho merced a un acuerdo extrajudicial que obviamente interesaba a ambas partes. El Consorcio, de perder, se enfrentaba a una indemnización multimillonaria. Y el acusado de mangar hasta el último cubierto de lo que iba a ser -decían- el referente de las empresas de comida rápida de la provincia, a un buen número de años a la sombra. Así que todos tan contentos. La losa desaparece. La sombra de la corrupción ha planeado desde hace demasiado tiempo sobre la Zona Franca. Desde los 90, cuando otro de sus responsables, Manuel Rodríguez de Castro, protagonizó otro sonado asunto judicial, el 'caso Rilco', aquel portal informático sudamericano que resultó ser un pufo muy gordo y que le llevó a la cárcel. Ahora, por fin el nombre de Zona Franca está limpio. La gestión callada que ha llevado a cabo su actual comité ejecutivo, con Fran González a la cabeza, ha dado excelentes resultados.

Por tanto, olvidado el oscuro pasado, toca mirar al futuro. Y éste pasa por dos retos de obligado cumplimiento. El primero, urbanístico. La modernización del recinto exterior es vital. Desde hace demasiados años también el aspecto de la entrada a la ciudad desde el puente Carranza es deplorable. Y el segundo, empresarial, la economía azul. Cádiz tiene que sacar mucho más rédito a su relación con el mar. En ambos sentidos se están dando los pasos adecuados, sobre todo en el tema de la economía azul, donde Cádiz se está convirtiendo en un referente nacional gracias al proyecto Incubazul. En breve estarán construidas las oficinas creadas a partir de contenedores de buques y sin duda va a ser un proyecto pionero y puntero. Para el otro asunto, el de acabar con el chabolismo industrial, me temo que aún quedará esperar unos cuantos años más.

Pero hay otro tema importante en el aire que debe resolverse a más corto plazo. Un asunto que no depende enteramente de la Zona Franca, sino que hay muchas otras administraciones implicadas, como el propio Gobierno de España, el de la Junta de Andalucía, la Diputación, el Ayuntamiento de Puerto Real y hasta la Universidad de Cádiz. Ya saben, los terrenos de Delphi, que no se sabe aún qué va a pasar con ellos. Por un lado todas estas instituciones forman parte del Proyecto Lógica, que pretende dedicar el suelo a actividad industrial, que es para lo que están reservados. Y por otro el Cádiz CF, que los compró para desarrollar allí su famoso proyecto 'Sportech City', que tiene una pinta fantástica. Un estadio multiusos para más de 30.000 espectadores, empresas de lo que llaman industria de la medicina y el deporte, aunque no sepan explicar muy bien cómo se come eso. Ocurre que el dúo Vizcaíno-Contreras compró aquello pese a saber que pesaba una orden judicial de expropiación, por entendernos. Orden que debe estar a punto de consumarse. Y cuando la Justicia resuelva, a ver qué hace el Cádiz. Encima con el equipo en plena lucha por evitar el descenso. El asunto es gordo, y de incierta resolución. Lo normal sería que finalmente el ambicioso proyecto cadista no se pudiera hacer realidad allí, en los terrenos de Delphi. Lo cual no significa que no se convierta en realidad. Puede hacerse en otro sitio. Desde luego menos atractivo que la desembocadura de los dos puentes, pero haber hay alternativas. El alcalde de El Puerto, Germán Beardo, ya les ha puesto una alfombra roja, por si acaso.

Sea como fuere, hablamos, por fin, de buenos vientos para la Bahía. Noticias positivas, que no todo va a ser siempre conflictos laborales y narcotráfico. Zona Franca se ha desprendido ya del estigma de 'Quality Food' y encima ha evitado un posible 'boquete' millonario en sus cuentas. La economía azul va viento en popa. Y en Delphi, de un modo u otro, habrá actividad económica después de décadas del cierre de la factoría. Todo, siempre y cuando la Justicia se pronuncie de una vez. Que ya va siendo hora.

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